jueves, 21 de julio de 2011

Arrancan las prospecciones en busca de los galeones de Rande


Un equipo de investigadores dirigido por el arqueólogo Javier Luaces iniciará este jueves, partiendo del muelle de San Adrián de Cobres, las prospecciones subacuáticas para analizar los fondos de la ría de Vigo, en busca de los restos de los conocidos como 'galeones de Rande'.

Estos trabajos, que durarán unos cinco días, han tenido una fase previa de estudio geofísico, en la que se localizaron varios puntos de interés en el fondo marino. En algunos casos, se trataba de barcos claramente definidos, y en otros, se apreciaron formas que hacen sospechar la existencia de restos arqueológicos.

En los próximos días, equipos de buceo se sumergirán en una zona concreta, entre el estrecho de Rande y la ensenada de San Simón, para estudiar tres localizaciones: el primer pecio se encuentra a una profundidad de entre 17 y 20 metros entre la Punta de San Adrián y A Regasenda; lugar en el que se han recuperado numerosos restos --cañones, anclas, tazas de porcelana, poleas, plata fundida y restos de madera--.

El segundo punto de investigación está a unos 12 metros de profundidad, donde aparece un barco claramente definido y de donde también se han extraído restos de interés, como una rueda de afilar, una cuchara, platos de estaño y cobre o una empuñadura de espada. Y el tercer pecio, también a unos 12 metros de profundidad, presenta restos que sobresalen del fondo entre uno y dos metros.

Estos trabajos de investigación se inscriben en un convenio de colaboración firmado entre la Xunta de Galicia y el Ministerio de Cultura para el desarrollo del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. Esta semana también comenzarán los trabajos de prospección del entorno del cabo Fisterra, donde se examinarán 20 puntos susceptibles de albergar elementos de interés patrimonial.


Vamos a hacer un poco de historia.

En el 23 de octubre de 1.702 se libró la famosa Batalla Naval de Rande en la ría de Vigo. En esta batalla, los galeones que formaban parte de la Flota de Indias de la Armada española fueron hundidos por una flota anglo-holandesa.

El 15 de octubre de 1702 entró en la ría de Vigo el mayor cargamento venido de América desde el descubrimiento. Diecinueve galeones españoles, escoltados por veintitrés barcos de guerra franceses, portaban ciento ocho millones de piezas de oro, plata y otras mercancías preciosas destinadas a costear la Guerra de Sucesión en favor de Felipe V. Retrasos burocráticos permitieron la llegada de una flota de piratas anglo-holandeses que, tras una feroz batalla, se llevaron unos cuarenta millones de piezas. El resto permanece, hoy, en el fondo de la ría viguesa.

Una serie de infortunios llevó a la llamada la Flota de Oro a hundirse en el fondo de la ría de Vigo. La rígida burocracia, la guerra, los piratas y una profunda indecisión propiciaron que los muchos tesoros acumulados durante siglos por los aztecas e incas no alcanzaran su destino y quedaran repartidos entre corsarios ingleses y holandeses, mercenarios franceses y, sobre todo, el fondo marino de la ría de Vigo. El que puede considerarse como el tesoro más grande de la historia sólo es propiedad de los peces.


La armada anglo-holandesa se componía de un número indeterminado de navíos que se calcula en 150, de los cuales unos 50 eran buques de línea: 30 ingleses y 20 holandeses. La flota franco-española se componía de unos cuarenta barcos aproximadamente.

Además del oro y la plata, Rande se cobró dos mil muertos y otros tantos heridos españoles y ochocientos muertos y más de quinientos heridos ingleses. El día siguiente, amaneció sobre una bahía cubierta por la silenciosa resaca del combate, aunque, muy temprano, el barón holandés Sparr atacó la vacía Redondela, apoderándose de plata por valor de cincuenta mil libras esterlinas.

El rescate del tesoro de Rande ha atraído a muchos aventureros. Ingleses y españoles lo intentaron acabado el combate. Y a lo largo de la historia muchos han sido los que han intentado y recuperado gran parte del botín. El último fue John S. Potter Jr., neoyorquino, ingeniero por Harvard y fundador, administrador y principal accionista de la Atlantic Sauvage Company Limited. El 16 de agosto de 1955, logró un permiso de búsqueda por tres años.

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