martes, 6 de septiembre de 2011

La C.E. cede a la presión de los pescadores y revisará la cantidad de mercurio recomendada del pescado

Yo pensaba que era el gobierno español el que cedía a las presiones, pero ahora resulta que también lo hace la Comisión Europea. Ya la salud no importa, solo vale el dinero.

Si a principios de verano saltaba la alarma por la presencia de niveles de mercurio por encima de los límites máximos en algunos pescados -marrajo, pez espada, atún rojo, tintorera y lucio-, la Comisión Europea (CE) ha avivado la polémica al reconocer que el margen para lograr reducir la presencia de este metal en dichas especies de consumo es "escaso". Bruselas, sin embargo, encargará a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria que actualice su evaluación sobre el riesgo para la salud de la concentración de mercurio en algunos pescados y mariscos.


Tras el revuelo creado por la advertencia de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición para que las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia evitaran el consumo de estos pescados, el comisario de Salud y Consumo de la CE, John Dall, admitió que la presencia de mercurio, principalmente en su forma orgánica más tóxica, el metilmercurio, en algunos peces es un problema "conocido". Dall reconoció que las conclusiones alcanzadas por las autoridades españolas, que llevaron a desaconsejar el consumo de algunas especies también a niños menores de tres años, "no sorprenden".

Para limitar la exposición humana al mercurio, la CE estableció en 2006 los niveles máximos para los productos de pesca y la carne de pescado. El comisario de Salud y Consumo informó de que dado que el margen para reducir más "los niveles máximos en el pescado es muy escaso", en 2008 la Comisión publicó una nota informativa sobre el metilmercurio. El comunicado contenía algunos elementos que los Estados miembros podrían utilizar para dar recomendaciones específicas a los consumidores a nivel nacional. Ahora, la Comisión encargará a la agencia de Seguridad Alimentaria que actualice la evaluación del riesgo del mercurio y solicitará a las autoridades competentes de los Estados miembros que envíen los datos más recientes de que dispongan sobre este metal en pescados y mariscos.

El hecho de que ciertas especies como el marrajo, el pez espada o la tintorera tengan una alta concentración de mercurio tampoco pilla por sorpresa al Gobierno español. Un informe oficial de diciembre de 2003, elaborado por el Instituto Español de Oceanografía, halló una concentración muy superior a la permitida en muestras de las tres especies recogidas en el Atlántico y el Índico. Pero no fue hasta principios de verano cuando Sanidad decidió hacer una recomendación pública para evitar el consumo de estos pescados. El informe oficial en el que se recogían concentraciones alarmantes de este metal -muy por encima del nivel de un miligramo de mercurio por cada kilo de peso húmedo de pescado- fue calificado como confidencial y todos los Ejecutivos desde entonces se negaron a hacerlo público. La organización ecologista Oceana, tras un litigio de más de tres años, logró que la Audiencia Nacional le diera acceso al documento.

Con el informe ya en manos de la ONG, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomendó que los niños menores de tres años y las embarazadas no comieran estas especies. Para niños de 3 a 12 años se aconsejaba limitar la ingesta de estos pescados a 50 gramos a la semana o a 100 gramos en dos semanas.

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