miércoles, 7 de septiembre de 2011

Epopeya del yate Searing


El pasado sábado se cumplieron tres meses de la epopeya del yate Searing, todo un lujo flotante que ahora dormita en el puerto de Laxe a la espera de que el juzgado dirima en torno a la reclamación presentada por tres armadores de la localidad que, al percatarse de que la embarcación de casi 20 metros había varado en un banco de arena y, en aquel momento, sin más peligro para el yate y sus tripulantes que el hecho mismo de la varada, largaron amarras y se fueron por él. Los protagonistas de ese remolque que, al parecer, nadie solicitó, reclaman 26.000 euros a los propietarios del yate o, en su defecto, a la compañía aseguradora del mismo porque consideran que ha habido rescate. ¿Interesado o, como se dijo en su momento, una prueba de la solidaridad de los marineros de Laxe para con los tripulantes de un yate que, los mismos vecinos de este puerto de A Costa da Morte reconocen, no corrió peligro en ningún momento?

Veamos: la Ley 60/1962, de 24 de diciembre, sobre auxilios, salvamentos, remolques, hallazgos y extracciones marítimos, establece en su Artículo 2 que todo "acto de auxilio o salvamento que haya producido un resultado útil dará lugar a una remuneración equitativa", si bien aclara que de no haberse producido tales resultados "útiles", no habrá remuneración por el socorro. Y añade: "La suma que debe pagarse no podrá exceder, en ningún caso, del valor de las cosas salvadas".

Los Artículos 3 y 4 de tal ley son más explícitos: el 3 señala que no tendrán "derecho a percibir remuneración alguna las personas que hayan tomado parte en las operaciones de socorro, a pesar de la prohibición expresa del armador del buque", y el 4 apunta que el derecho a la remuneración por auxilio o salvamento por él remolcado se ejercerá "cuando haya prestado servicios excepcionales que no puedan ser considerados como el cumplimiento del contrato de remolque".

Más datos para la intrahistoria de Laxe: El Artículo 15 del Capítulo II de la citada ley especifica que fuera de "los casos en que el remolque constituya auxilio o salvamento, el remolque prestado a un buque que lo pida hallándose en la mar dará derecho a la indemnización de los gastos, daños y perjuicios sufridos como consecuencia del mismo por el buque que efectúa el remolque y el abono de un precio justo por el servicio prestado", si bien se añade que se exceptúan los remolques que aun prestados en la mar, "tengan únicamente por objeto facilitar la entrada en puerto de un buque que se encuentra en sus proximidades, cuando hubiera tarifas establecidas".

El yate luce actualmente un clamoroso Secuestrado y, a esta hora, en Laxe, nadie apuesta ya un euro en el caso. Porque se preguntan si la actuación de los marineros locales fue una respuesta solidaria o interesada, si hubo o no consentimiento por parte de los tripulantes del yate para que esa acción de salvamento se produjese y, de no ser así, por qué se reclama esa cantidad de 26.000 euros que, en caso de un veredicto favorable a los armadores de Laxe, correspondería en sus dos tercios a los armadores-remolcadores y un tercio a la tripulación: 17.333 euros para los armadores y 8.667 para los tripulantes.

Un yate, 26.000 euros. Y el buen nombre de los marineros de Laxe en entredicho. ¿Valdrá la pena por poco más de 500 euros por persona?

Si no se solicitó el remolque, la ayuda, el salvamento, no es de extrañar que las historias de los tristes raqueiros resuciten ahora a la luz de las estrellas.


Un compañero de los turistas que los ayuda en las labores de traducción, Miguel Ángel Las Heras, defiende que no hubo ningún rescate, como sostienen los pescadores de la localidad, sino que se trató de un arrastre. "En un rescate te pueden pedir hasta el 50% del valor del buque y su mercancía, pero un rescate son unos 20 euros, por lo que la diferencia es abismal", asegura.

Mientras tanto, son muchos los vecinos los que les prestan su apoyo, aunque prefieren permanecer en el anonimato para evitar enfrentamientos con los marineros. "Ahora parece que los piratas ya no están en El Caribe, sino que están aquí", comentaba ayer un grupo de marineros que paseaba por la zona. "No sé como tienen cara de ir a pedirle dinero a esa gente. Si vas a ayudar a alguien no piensas en el beneficio que vas a sacarle", decía otro jubilado mientras aclaraba que en ningún momento hubo peligro.

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