jueves, 1 de septiembre de 2011

Triste aniversario para el río Umia



Un cartel con la leyenda «Se venden 13.000 metros cuadrados» acompañado de un número de teléfono y unos terrenos con el suelo cuarteado y teñido de azul es todo lo que queda visible de Brenntag cinco años después. Mañana se cumple un lustro del incendio que calcinó la nave que la multinacional alemana tenía en As Veigas de Almorzar, en la parroquia de Bemil, en el municipio pontevedrés de Caldas de Reis.

En las instalaciones, situadas al lado del río Umia, se almacenaban y distribuían productos químicos. En el 2005, la planta de Brenntag había sido objeto de una importante remodelación y durante esa reforma se habilitó una unidad antiincendios, además de modernizar las dependencias para cumplir la normativa de almacenaje de productos peligrosos.

Pese a esas medidas de seguridad, el 1 de septiembre del 2006 no se pudo evitar una catástrofe medioambiental que se cebó con el Umia, un cauce ya muy castigado por numerosos vertidos y la construcción de minicentrales y de un embalse. Aquel viernes, antes de las dos de la tarde, una explosión hacía temblar el suelo de las casas y de las naves cercanas a Brenntag. Un incendio originado durante la descarga de un camión cisterna con tolueno destruía la fábrica, provocando un vertido químico al cauce.

Vecinos y trabajadores fueron desalojados y durante horas las llamas, que alcanzaron los treinta metros de altura, devoraron la nave. La combustión del tolueno expulsó al aire óxido nitroso, pero en proporciones no peligrosas para la vida humana.

En el medio natural, los peores pronósticos se cumplieron aquella misma tarde. Parte de los productos químicos que alimentaron el fuego acabaron en el cauce, dejando a su paso un color azul turquesa. La mortandad de peces en la zona afectada fue calificada de total.


También se prohibió la captación de agua del Umia para abastecer a Vilagarcía y a toda la comarca de O Salnés. Superada la crisis, y para garantizar el abastecimiento, se construyó una conducción alternativa de 17 kilómetros entre Caldas y Ponte Baión. El cierre del embalse de A Baxe para acometer los trabajos permitió entonces detectar por primera vez el alga tóxica Microcystis aeruginosa, que ahora, cinco años después, se intenta combatir con corteza de eucalipto.

La Xunta, que reclama a la multinacional alemana 8 millones de euros por los gastos del operativo, puso en marcha tras Brenntag un plan de control de vertidos, con especial atención al Umia. Hace dos años, durante una visita a la zona, la Administración autonómica anunciaba un estudio para mejorar todo el entorno con una senda peatonal.

De momento lo que está en ejecución, según la Consellería de Medio Ambiente, es un proyecto de restauración de márgenes e itinerario fluvial entre Ponte Cabanelas y Ponte Arnelas, en Ribadumia, con una inversión de 345.631 euros.

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