viernes, 14 de octubre de 2011

Secuestran a un perro en Monte Alto y piden rescate

El perro secuestrado en Monte Alto el pasado 30 de agosto está vivo y tres hombres imputados por habérselo llevado de la vivienda de la calle Tui a cuya dueña maniataron comparecieron ayer en el juzgado de guardia para declarar por los hechos. Fuentes próximas al caso explicaron que los imputados, que supuestamente exigieron por la mascota un rescate de 7.000 euros, perpetraron el asalto a instancias de una cuarta persona. La juez que instruye el caso ha decretado el secreto de sumario.

Negreira saluda en la pasada campaña electoral al perro secuestrado y a su dueña, a la izquierda

Tres hombres declararon ayer como imputados por haber entrado a robar en la vivienda de una vecina de Monte Alto a la que supuestamente maniataron para después secuestrar a su perra de raza teckel y pedirle por ella un rescate. Fuentes próximas al caso explicaron a este diario que los tres individuos que acudieron ayer al juzgado de guardia están acusados de haber perpetrado el asalto a la vivienda a instancias de una cuarta persona y añadieron que el animal por el que los imputados habían solicitado a la víctima un rescate tras haber abandonado el inmueble ubicado en la calle Tui ha sido recuperado con vida.

La comparecencia de los tres imputados en el Juzgado de Guardia y la recuperación de la perra han sido las únicas informaciones que han trascendido, por haber decretado la juez que instruye el caso el secreto de sumario, una circunstancia que obliga a mantener en secreto lo que declararon los supuestos secuestradores.

Los hechos por los que declararon ayer los imputados ocurrieron el pasado 30 de agosto, fecha en la que, según comentaron vecinos de la víctima que tuvieron ocasión de hablar con ella tras los hechos, dos hombres entraron en la vivienda, ubicada en el séptimo piso del número 9 de la calle Tui, con la excusa de que transportaban un mueble que la propia habitante del piso había solicitado. La cifra de asaltantes vistos por la vecina no coincide con la de los imputados que declararon ayer ante la juez, por lo que el tercero de los imputados lo podría estar por haber colaborado con los dos secuestradores a los que vio la víctima sin haber llegado a entrar en la casa. Según ha podido saber este diario, hay una cuarta persona para la que supuestamente trabajaban los tres imputados que declararon ayer, aunque fuentes consultadas sobre la comparecencia en el Juzgado de Guardia no pudieron precisar si dicha persona está también imputada.

Los residentes que habían dialogado con la mujer, de unos 60 años, también informaron de que los asaltantes la maniataron inmediatamente después de acceder al interior de la vivienda y de que, acto seguido, la amenazaron con matar a la perra si gritaba o intentaba liberarse. Los secuestradores ordenaron supuestamente a la víctima que les entregara todo su dinero y objetos de valor -objetivo para cuya consecución llegaron supuestamente a amenazarla con navajas- pero, al no conseguir un botín acorde con sus expectativas, decidieron coger al animal y llevárselo con la intención de cobrar posteriormente por él un rescate. La cantidad que los secuestradores exigieron a cambio de la perra, siempre según lo que la vecina les explicó a los otros residentes del edificio donde ocurrieron los hechos, ascendía hasta los 7.000 euros.

La mujer había sufrido a causa de la visita de los asaltantes una crisis de ansiedad y heridas leves motivadas por las ataduras. Su principal preocupación fue, sin embargo, su perra y lo que los asaltantes pudieran hacer con ella. La recuperación del animal con vida confirma que los peores temores de esta mujer, que temía que los secuestradores mataran a la perra para deshacerse de ella y no dejar pruebas, no se han cumplido.

El temor de la víctima tras los hechos llegó al punto de que rechazó hablar sobre lo ocurrido cuando este diario se puso en contacto con ella un día después del suceso por pensar que, de aparecer publicadas declaraciones suyas, los captores de su mascota no dudarían en darle muerte. "No voy a hablar, porque tengo miedo de que maten a mi perra", había declarado la vecina después de ser maniatada y de observar cómo unos hombres se llevaban a su mascota.

Fuentes de la investigación del suceso habían explicado tras el secuestro que el cariño que la víctima le profesa a la perra llega hasta el punto de que el salón de la vivienda está repleto de fotografías del animal. Los asaltantes, al percatarse de lo unida que estaba la vecina a su mascota, tomaron la decisión de utilizar al animal para lograr sus propósitos. Aunque ya padecía problemas de salud antes del asalto y precisó atención médica a causa de la crisis de ansiedad, la mujer no tuvo que ser ingresada.

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