martes, 22 de noviembre de 2011

El gobierno apuesta por el arrastre de fondo, la opción más dañina para el medio marino y menos generadora de empleo


El nuevo reparto, de aplicación durante tres años, deja en clara desventaja al sector artesanal en los casos del rape y el jurel.

En los próximos días el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino va a publicar dos órdenes en las que se regulará el reparto de cuotas entre los distintos segmentos de la flota atlántica, y en las que el principal beneficiado es la pesca de arrastre. La organización internacional de conservación marina Oceana critica que los gestores gubernamentales apuesten por una modalidad de pesca poco selectiva y destructiva en detrimento de otras más sostenibles, como la pesca artesanal.

Estas órdenes tienen por objeto establecer durante los próximos tres años el reparto de cuotas de especies como la bacaladilla, cigala, gallo, rape y jurel en aguas atlánticas de la Península Ibérica, afectando a las flotas de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y Golfo de Cádiz. En todos los casos y para las cinco especies, las nuevas propuestas distribuyen las posibilidades de pesca con una clara preferencia por el sector del arrastre, al que asignan cuotas superiores al 50% (para la bacaladilla, gallo y cigala superiores al 80%), mientras que en el otro extremo se sitúa en clara desventaja al sector de la pesca artesanal, sin posibilidades reales de pesca.

No compartimos que la administración favorezca la modalidades de pesca que provocan mayores impacto sobre los ecosistemas y generan menores oportunidades de empleo cuando podrían apostar por la sostenibilidad de la actividad pesquera artesanal, explica Xavier Pastor, Director Ejecutivo de Oceana Europa.

Algunas de estas especies, como el rape o el jurel, resultan de especial interés para la flota artesanal, por lo que estos nuevos repartos comprometen seriamente la viabilidad de este sector. Por otra parte, hay que añadir que en comparación con otros segmentos de la flota la pesca artesanal realiza una actividad más respetuosa con el medio ambiente, genera mayores oportunidades de empleo y favorece la viabilidad de las comunidades costeras. Según Oceana, con estas medidas se evidencia el modelo de gestión que impulsa la Administración pública, en el que se anteponen los intereses de unos pocos frente a los de la mayoría y no se atiende a criterios ecosistémicos dado que se ignora el impacto de estas actividades.

Con el consentimiento de la Administración, la pesca industrial está ganando la carrera por hacerse con la mayoría de recursos, advierte Pastor. Precisamente las administraciones deberían favorecer el acceso de los recursos a las modalidades de pesca más responsables y sostenibles, como el caso de la pesca artesanal.

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