miércoles, 1 de agosto de 2012

Asturias cierra la temporada de salmón con 1.301 ejemplares



Finaliza una temporada de pesca marcada por la división entre los pescadores. Entre quienes vieron excesiva la normativa que aplicó el Gobierno de Francisco Álvarez-Cascos y quienes defienden que la regulación -que amplió los días hábiles de pesca de salmón así como los cupos por pescador- fue positiva.
 
En cualquier caso, unos y otros coinciden en la campaña no fue buena. «Regular» es el calificativo con el que valoran las asociaciones de pescadores una temporada que se abrió el 18 de marzo y se prolongó hasta ayer. En la ribera del río, incluso la tildan de «mala». En el último día hábil para la captura de salmones, se echaron a tierra ocho ejemplares. Dos en el Sella y seis en el Narcea.
 
El balance, pues, se sitúa en 1.301, una cantidad superior a la del año pasado (1.044). Sin embargo, estas cifras no invitan, en opinión de muchos, al optimismo. Y es que los expertos en salmónidos ven en la escasez de ejemplares precintados en el Esva (48) y el Eo (99) claros síntomas de alarma. No sólo por las cantidades de este año, sino también por las de campañas precedentes. Se estima que para hablar de 'buena salud' de los cauces salmoneros habría de registrarse no menos de 300 capturas. «Todo lo que baje de 600 ejemplares no es para tirar cohetes», abunda el presidente de El Esmerillón, Antón Caldevilla. La situación del Cares, con 201 salmones este año, atendiendo a estos parámetros, tampoco parece adecuada.
 
Sólo el Narcea (528) y el Sella (416), un poquito más justo, han mantenido el tipo en una campaña que se prolongó 40 días y en la que estableció un cupo de dos salmones a la semana por pescador -frente a los tres por temporada en 2010 y 2011-.
 
El nuevo presidente de Las Mestas, Enrique Luis Berrocal, señala que quizás este «no era el momento» para aplicar la normativa que impulsó el Gobierno de Foro, aunque insistía en que sí que se vieron salmones.
 
Caldevilla también defiende que hay salmones en los ríos y, además, es un firme defensor de la norma que ha estado vigente esta campaña. Ambos coinciden en señalar entre los 'males' del salmón a la escasez de agua en los cauces. «Con los niveles bajos es más fácil para los furtivos coger salmones adultos y los alevines tienen más opciones de que los depredadores les cojan», argumentaba Berrocal. Y en el Sella, al periodo de poca agua, lo precedió una fase de todo lo contrario, con lo que «poco se pudo pescar».
 
Y aunque cada maestrillo tiene su librillo para alcanzar sus objetivos, los presidentes de Las Mestas y El Esmerillón coinciden con las opiniones de los ribereños: «Lo primero es que haya salmones. No existe norma buena para el pescador que por delante de todo no sea capaz de preservar al pez».
 
Con el regreso del PSOE al Gobierno, éste ha apuntado que tratará de establecer una norma de corte más restrictivo, similar a la que se aplicó en 2010 y 2011. Para pescadores como Caldevilla, lo importante es suprimir los cupos por persona -él los llama «de la envidia»- y fijar topes por río. Berrocal hace especial hincapié en las políticas de repoblación. Ninguno se cierra a que se pueda dar descanso a ciertos tramos de río, aunque no comparten los augurios de otros ribereños, que no dan más de una década de vida al salmón en Asturias si no se toman medidas de urgencia.
 
A falta de datos oficiales recientes, el último censo de población de salmones hecho público data de 2010, una vez finalizada la campaña de pesca. En el Sella se cifraron 1.464; en el Cares, 1.073; en el Narcea, 1.022, y en el Esva, 187. Seis años antes, el contador de Caño, en el Sella, había computado 4.000. En el Narcea, lamenta Berrocal, carecen de contador. Muchos se temen que si este año se hace el mismo recuento, las cifras sean inferiores. Dicen los estudiosos del salmón que para garantizar la supervivencia de la especie se necesitan en cada cuenca no menos de 300 parejas reproductoras.
 
 

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