miércoles, 1 de agosto de 2012

Conflicto pescadores-motos de agua en Gijón



«Tenemos autorización para pescar desde hace tres meses». Santiago Fernández, pescador gijonés que habitualmente acude a las inmediaciones del puerto deportivo de Gijón, se mostraba ayer molesto con las protestas que el pasado lunes hacía públicas Julio Casariego, un motorista acuático también habitual de la zona que resultó herido con uno de los sedales que utilizan los pescadores tanto en la punta Liquerique como en la del Globo.

«En el canal, el máximo permitido de velocidad son tres nudos, y ellos van a toda máquina, de hecho, muchas veces se los multó por eso», argumentaba Fernández, acusando a los aficionados a las motos de agua que surcan la costa de Gijón de «quedarse dentro del canal haciendo trompos y piruetas para salpicarnos. Se dedican a revolver el fondo para que no podamos hacer la pesca del chipirón», relata el gijonés.

Frente a esa realidad que describen, el deportista náutico exponía el lunes el problema que tienen con los pescadores, que «lanzan piedras» a los motoristas. «Siento mucho el incidente del señor, pero el sedal de nuestras cañas lo podemos lanzar, como mucho, hasta unos 20 metros, y si se chocan es porque se acercan a las rocas a mucha velocidad», incide el pescador, asegurando que las lesiones de los motoristas se pueden evitar tomando precauciones: «A plena luz del día el sedal brilla y se ve bien; si fueran más despacio o salieran a alta mar no pasaría nada de esto», comenta.

 

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