viernes, 28 de septiembre de 2012

Aún se está a tiempo de salvar las pesquerías en declive


Pescadores despliegan sus redes en Kenia


Una investigación confirma que el 80% de las capturas mundiales provienen de pesquerías en declive. Sin embargo, la mayoría de esas miles de pesquerías todavía no colapsaron y aún existe la oportunidad de frenar la sobrepesca y permitir que los stocks se recuperen a niveles sostenibles, concluye un estudio publicado en la revista Science.

Si se toman medidas, se podría aumentar la cantidad de pescado capturado en un 8% a un 40%, en promedio –y más del doble en algunas áreas-, con respecto a los desembarques previstos si no se modificaran las tendencias de pesca.

Las ganancias esperadas por la recuperación serían mayores para las pesquerías de pequeña escala, muchas de las cuales están en países en los que la población crece rápidamente y que dependen del pescado para su seguridad alimentaria.

“La buena noticia es que no es demasiado tarde”, afirma Christopher Costello, profesor de Recursos Económicos y Ambientales de la Universidad de California, Santa Bárbara (UCSB). “Estas pesquerías pueden recuperarse. Pero ya no podemos esperar más, si no será más difícil y costoso recuperarlas. Dentro de otros 10 años, ya no tendremos la oportunidad.”

El estudio brinda un informe sobre el estado global e incluye pesquerías que no habían sido evaluadas antes, gracias a la utilización de métodos nuevos. Los resultados indican que casi la mitad de las pesquerías del mundo están declinando y que los stocks de los que se dispone de datos abundantes están mejor que los que fueron menos estudiados.

“Hasta ahora, nuestra impresión de cómo están las pesquerías se fundamentaba en una fracción diminuta de las pesquerías del mundo, las más importantes y valiosas para las que contamos con grandes cantidades de datos”, explica Steve Gaines, científico de la UCSB. “Esto representa sólo unos cientos de cerca de 10.000 stocks de peces. Es una porción mínima que nos brinda una visión sesgada.”

Los científicos hallaron que para las pesquerías a gran escala, los stocks que se contabilizan y rastrean están en niveles similares a los que no son evaluados formalmente. Con todo, bajo la presión actual de pesca, parece que los stocks evaluados están comenzando a mostrar señales de recuperación, mientras que algunas poblaciones grandes con datos escasos continúan debilitándose.

En las pesquerías de pequeña escala, los stocks “no evaluados” o con datos insuficientes están en un estado mucho peor que el de sus pares estudiados, y muchos están desapareciendo a ritmos sorprendentes.

“El impacto en la seguridad alimentaria es más significativo para las pesquerías locales de los países más pobres, pero no es sólo un problema del mundo en desarrollo”, sostiene la ecologista de la UCSB, Sarah Lester. “Las pesquerías pequeñas no evaluadas de Estados Unidos y Europa suelen estar en tan mal estado como las del mundo en desarrollo.”

El grupo recalcó que el método nuevo no puede reemplazar los programas de evaluación formal para las pesquerías individuales, pero su enfoque proporciona información global y regional precisa que podría influir en las decisiones de administración pesquera.

“En una escala regional, podemos lograr hasta un 80% del conocimiento de los enfoques de evaluación tradicional con apenas el 1% del costo”, precisa Gaines.

El estudio forma parte de otro mayor publicado esta semana, Charting a Course to Sustainable Fisheries (Un camino hacia las pesquerías sustentables), que analiza los éxitos y las fallas en la administración pesquera y los programas de conservación en todo el mundo.

  

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