martes, 20 de noviembre de 2012

El embalse de Portodemouros, en verde


Las zonas más laminadas del pantano de Portodemouros presentan un aspecto verde y caldoso, por la microcistina

Hace nueve años, una tesis de la Universidade de Santiago alertaba del progresivo aumento de la contaminación del río Ulla, debido a los vertidos de purines, a la actividad empresarial y a una red insuficiente de depuradoras. Si en 2003 el embalse de Portodemouros ya presentaba un índice alto de eutrofización (abundancia de nutrientes), en los últimos tiempos, debido al cambio climático y la sequía, la situación se ha ido agravando.
En las últimas semanas, las aguas del embalse de Portodemouros presentan un aspecto verde y caldoso que crece cada día más, sobre todo en aquellas láminas que están más estancadas. La razón es la microcistina, un alga presente en las cuencas de otros ríos gallegos y en sus embalses, como en el de As Conchas y Cachamuíña (en los ríos Limia y Miño, respectivamente), en el de Belesar (también sobre el Miño) y en el de Caldas (en el Umia).
El biólogo Martiño Nercellas explica que la eutrofización en los embalses, es decir, la aportación excesiva de nutrientes, se debe a que las aguas suelen estar expuestas a aportes "continuados y muy altos" de nitrógeno y fósforo, dos elementos muy comunes en los vertidos de purines, pero también en los de fábricas y de la propia población. Si a ello unimos el hecho de que en muchos núcleos de casas todavía se carece de un sistema de depuración adecuado y de que el cambio climático rebaja cada vez más los caudales de los pantanos, el resultado serán aguas cada vez más peligrosas.
Y para ello están los datos: el análisis más reciente del embalse de Portodemouros indica que está al 41% de su capacidad, de forma que sus aguas están estancadas y sin apenas movilidad, porque las lluvias de las últimas semanas poco pudieron cambiar la sequía que padecemos desde hace más de un año. Además, "la llegada de varios días de altas temperaturas favorece una repentina explosión o boom en el crecimiento de las cianobacterias", apunta Nercellas.
Sea la falta de aguaceros o la actividad ganadera y fabril, lo cierto es que la presencia de microcistina es cada vez más común en Portodemouros. "Se recortan sus períodos de aparición y cada vez ocupa más extensión", recalca el biólogo lalinense, quien no duda de que, si continúan los factores de sequía y de contaminación, "lo más lógico es que se cronifique" la presencia de esta cianobacteria. El experto recomienda a Augas de Galicia que actúe cuanto antes para determinar el nivel de toxicidad y el grado de ocupación de este organismo, "para reducir al máximo los niveles y focos de contaminación que llegan al río Ulla". En Portodemouros las aguas se utilizan para generar energía y también para actividades de pesca y deportivas. Esta bacteria puede afectar a las especies acuáticas, puesto que genera "subproductos muy tóxicos, clasificados en el ámbito de las neurotoxinas, capaces de alterar el sistema nerviso de animales y del hombre". El riesgo es mayor si se tiene en cuenta que, aguas abajo de Portodemouros, existen puntos importantes de captación para el consumo humano. Nercellas tiene claro que "cuanto más tiempo transcurra, más difícil y costoso será resolver su problemática".

 

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