jueves, 2 de mayo de 2013

Sin capturas de salmón en Asturias el primer día de la temporada 2013





No hubo campanu bajo el aguacero. La primera jornada de la temporada salmonera se cerró en blanco, haciendo buenas las previsiones menos optimistas. El gran caudal que presentaban los ríos y la escasa visibilidad de las aguas jugaron en contra de los pescadores, en una jornada marcada por la intensa lluvia y en la que se vieron menos cañas que en otros arranques de campaña. El hecho de que fuese un día de entresemana, aunque festivo, y el mal tiempo contribuyeron a ello.

La temporada, que concluye el próximo 15 de julio, se reduce mes y medio con respecto a la anterior, y el límite máximo de capturas por pescador también baja de los dos ejemplares a la semana del pasado año a tres en toda la presente campaña.

Sella: «En mayo, marcea». El refrán, en boca de un ribereño, resume la primera jornada de la pesca del salmón en el Sella. La persistente lluvia, que provocó un notable incremento del nivel de las aguas, fue la auténtica protagonista del día. Los paraguas, los chubasqueros y las capas se mezclaron con las largas y modernas cañas, como si la estación primaveral hubiese retrocedido al mes de marzo.

Los más ansiosos y madrugadores pescadores, a la vista de que el Sella bajaba bastante turbio a partir de Arriondas, en la confluencia con el Piloña, decidieron probar fortuna aguas arriba de Cangas de Onís. A las seis y media de la mañana, hora de inicio de la temporada, se llevó a cabo el tradicional sorteo de turnos de media hora en La Barca, donde se dieron cita trece deportistas. Otros lances aceptables -como La Mansona o La Escrita- también congregaron a un buen número de aficionados.

Según transcurrían las horas, las inclemencias meteorológicas fueron haciendo mella en los sufridos ribereños que ansiaban capturar el primer salmón de la temporada. Apenas dejó de caer agua a cántaros a lo largo del día y la turbiedad de los afluentes Güeña y Piloña acabó por contagiar de un intenso tono «chocolate» al emblemático Sella, otrora el más salmonero del país. La situación terminó por desanimar a los escasos pescadores que aún quedaban por la ribera.

En torno a las seis de la tarde, y en pleno aguacero, el nivel del Sella iba subiendo. La riada que presagiaban en la víspera los expertos ribereños de la zona se hizo realidad y, con ella, se acabaron las escasas esperanzas de echar a tierra el primer ejemplar de la nueva temporada, tras mes y medio de experimentos con la especialidad sin muerte.

«Era lo que faltaba. Ahora sólo nos quedan veintiún días de pesca tradicional, sin contar las riadonas», señaló un ribereño de Arriondas junto al Sella.

La subasta del campanu del Sella, organizada por el Ayuntamiento de Cangas de Onís en colaboración con el colectivo «Ribereños del Sella», fue suspendida. Al menos ocho profesionales del sector hostelero, tanto de la comarca del Oriente como de otros puntos de Asturias, y también de Madrid, habían mostrado interés en participar en esta puja.

Narcea: Ni rastro de salmones. La jornada de apertura de la campaña acabó sin campanu en el Narcea. Las condiciones del río para la pesca no eran las óptimas. Bajaba con mucho caudal, debido a las intensas lluvias de los últimos días, que también propiciaron que las aguas estuviesen muy turbias, imposibilitando la visión de los salmones a los pescadores. La veda se abrió a las seis y media de la mañana, pero en Quinzanas (Pravia) había más gente en el bar que en el puente. El mal tiempo y las lamentables condiciones del cauce hicieron que ni siquiera se realizase el sorteo para los turnos de pesca. Y es que el tramo entre Cornellana y Pravia estaba impracticable para la pesca, debido a que el río salense Nonaya, que «muere» justo en el puente de Cornellana, bajaba con mucho barro y enturbió las aguas del Narcea.

A media mañana no quedaban casi pescadores en la parte baja del Narcea. La mayoría se había desplazado aguas arriba, desde Cornellana al embalse de Calabazos (Tineo). En el pozo libre de Carbajal probó suerte Javier Rodríguez Saavedra, de 16 años. «El río baja muy alto y turbio, no está en las mejores condiciones para pescar», explicó el joven, que trató de capturar el campanu con cebo. «Es más eficaz, aunque esto es cuestión de suerte porque salmones hay alguno», subrayó.

Muy cerca, Juan Ignacio Rodríguez -nieto del mítico pescador salense Juan el de Doriga- también esperó a las nueve de la mañana para empuñar la caña, con quisquilla y meruco en el anzuelo. Mientras colocaba el cebo, Rodríguez reconoció que pescar el «campanu sería lo máximo, una grandísima alegría». Su padre, Juan Manuel Rodríguez, aseguró que los mejores puestos para la jornada de ayer eran Carbajal y el puente de Lanio, ambos zonas libres de pesca. A su juicio, la mejor técnica, dadas las malas condiciones del río, sería la cucharilla porque «te mueves más y hay menos agua».

Con cucharilla bajó al río el andaluz Rafael Abril, en el coto salmonero «El Morenu». «Mil kilómetros desde Granada para nada», aseguró entre risas este aficionado, mientras avanzaba unos metros más arriba, para encontrarse con sus compañeros Fernando López y Antonio Osorio. Pero allí tampoco había salmones. Para Abril ésta era su primera oportunidad para pescar el campanu. «Suelo venir una vez al menos, pero nunca antes había estado el primer día», explicó.

A media mañana, en el coto «El Morenu» había varios pescadores que habían probado suerte antes en el tramo bajo del Narcea. «Llegamos temprano, cuando empeoró el río decidimos dejarlo y ahora estamos mirando si podemos pescar, pero probablemente será que no», comentó Luis Farpón, mientras echaba un ojo a las aguas. Por cierto, también se dejaron ver por la zona los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil para revisar las licencias.

Donde hubo más trasiego fue en Cornellana, pero no para pescar. Los aficionados a este deporte, en vista de que no paró de llover en toda la mañana, comenzaron a dejarse caer por los bares de la localidad salense para recuperar fuerzas con un buen caldo caliente.

Ayer no hubo campanu, ni lo habrá hoy, porque la pesca está vedada, pero en Salas no se amilanan. Según la directora de la Feria de la Pesca, la Caza, la Naturaleza y el Turismo Activo (Capenastur) y subastadora del campanu, María Ángeles Fernández, mañana volverán a organizar la puja, posiblemente por la tarde.

Esva: El río no dio opción, pese a que el presidente del club de pesca La Socala de Valdés, Gil Ramón Rico, había manifestado 48 horas antes sus buenas vibraciones ante el buen caudal y el avistamiento de salmones cerca de los cotos con más tradición. Pero el temporal de lluvia de la noche anterior al inicio de la temporada dejó al río turbio y sin visibilidad.

A las seis de la mañana, el guarda del Esva y varios pescadores empezaban una jornada que, en sus palabras, ya «no prometía». Alberto Fernández, de Luarca, pescó el campanu en 1980. Ayer recogió la caña. «No está para pescar», reconocía a media mañana, ya con los aperos en el coche. Las aguas del Esva bajaban con fuerza y con suficiente lodo como para dejar los tramos más famosos sin visibilidad y sin posibilidad de tirar la caña.

«Poco podemos hacer», añadió Balbino Gayoso, otro ribereño famoso en el Esva. En este río «hay que ver los salmones antes de tirar la caña», explicó Gil Ramón Rico. Y ayer no se pudo. Por eso, el ambiente de pesca fue menor.

Los ribereños pronto abandonaron sus puestos ante la escasas expectativas. «Teníamos localizados varios salmones. Ahora, tal y como está el río, ni se sabe dónde pueden estar», aseguró Jaime Paredes. Los pescadores miran hacia el fin de semana. El viernes «podrá ser un buen día», reconocen, al no estar permitida hoy la pesca del salmón.

Eo: Eran las seis y media de la mañana cuando el pontevedrés Emilio Castelo y su sobrino Álvaro Mozos, en misión de «gancheiro», tomaron posición en el coto santirseño de La Volta, a orillas del Eo. Aunque no les faltó la ilusión del primer día, a media mañana ya casi habían perdido la esperanza de sacar a tierra un salmón, porque el río estaba «bien de agua, pero muy revuelto. Y es que la incesante lluvia deslució la jornada y provocó que durante la mañana el caudal del Eo aumentara unos 40 centímetros, según el guarda Carlos González.

Castelo, con cincuenta años de experiencia a sus espaldas, es un amante del Eo, al que considera uno de los mejores ríos: «Es el más tempranero y lleva salmones, aunque hoy está imposible». El ribereño señaló a sus compañeros que por la mañana contó hasta seis salmones, aunque, ante las bromas de otros ribereños sobre si no habría sido el mismo ejemplar, respondió con sorna: «No me enseñó ninguno el carné».

El río más occidental del Principado registró ayer la presencia de unos cuarenta pescadores, llegados mayoritariamente del País Vasco, Galicia y otros puntos de Asturias. Desde Gijón se desplazó José Luis González Huerga, pescador de un campanu en las aguas del Esva. Fue en 1999. Ayer decidió participar en un concurso de pesca organizado por el concejo lucense de A Pontenova, aunque se acercó a San Tirso para comprobar el estado del río: «Empecé a pescar con 7 años en el Órbigo y tengo 70, entonces sólo tenía el plantón pelado de un chopo para aprender», rememoró a pie de río. Este pescador gijonés apremia a los ribereños a cambiar de mentalidad para preservar la especie: «Yo ya cambié y ahora ya suelto salmones, me estoy convenciendo de la pesca sin muerte». Para Huerga, la pesca es «un tira y afloja entre pescador y pez» en la que el triunfo llega «sin humillar al pez». Y zanja: «Él defiende su vida, nosotros el ego».

Cares: Apenas se vieron cañas en este cauce de la comarca oriental, debido a las malas condiciones que presentaba para la práctica de la pesca: riada y escasa visibilidad en una jornada muy lluviosa, como en toda Asturias. Además, en el caso concreto de este río, la baja temperatura del agua, debido a la cercanía de la nieve, tampoco ayudó a que saliera el campanu. El presidente de la Asociación de Pescadores Cares-Deva, Nicolás Sánchez, tenía previsto disfrutar ayer de la primera jornada de la temporada, pero decidió no acercarse al río tras observar a través de una cámara web las características que presentaba el cauce. Este ribereño considera que el recorte en la duración de la temporada provocará una caída del número de capturas en el Cares, que, a su juicio, podrían no llegar a 200. Sánchez teme que la Administración del Principado pueda culpar de esta situación a los pescadores, cuando, asegura, «de lo que de verdad hay que hablar es de repoblar, de limpiar y de la contaminación».

 

 

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