domingo, 9 de febrero de 2014

Bateas a la deriva, ´desaparecidas´ o rotas en pedazos se convierten en una amenaza en la ría de Arousa






El sector mitilicultor gallego atraviesa un momento crítico. Tras los prolongados cierres a causa de la presencia de biotoxinas marinas, ahora los mejilloneros se enfrentan a una sucesión de fuertes temporales de viento que generan importantes olas y corrientes, por lo que están causando estragos en las bateas.

Las hay rotas en mil pedazos, a la deriva e incluso desaparecidas, pues se ha constatado la existencia de viveros flotantes que ya no están en su punto de fondeo, pero que tampoco aparecen por ninguna parte.

En estos casos, que se localizan en aguas de Arousa, se desconoce si las corrientes las arrastraron hacia el Atlántico, si están encalladas en alguna playa o entre las rocas, si se hundieron o incluso si siguen a la deriva en algún punto de la ría, con el consiguiente riesgo de colisión con otros parques o con las embarcaciones que puedan hacerse a la mar.

Ni que decir tiene que esta circunstancia constituye unas pérdidas económicas tan importantes que el sector habla de "ruina", pero que ni siquiera se atreve a cuantificar, pues quizás puedan alcanzar decenas de miles de euros.

A la espera de hacer balance definitivo de las pérdidas -hay que añadir también el desprendimiento masivo de mejillón-, y mientras en la Administración autonómica estudian el modo de colaborar con los bateeiros, puede concluirse que este sector está siendo, sin duda, el más perjudicado por los fuertes vientos de los últimos días.








Es cierto que toda la flota profesional permanece amarrada, y por tanto también pescadores y mariscadores sufren las consecuencias, incluso con daños en numerosas embarcaciones y mortandad de bivalvos cerca de las desembocaduras de los ríos, pero los destrozos en las bateas se llevan la palma y son para muchos mejilloneros "los peores de la historia".

Pero esas pérdidas y los daños estructurales en los parques de cultivo flotantes no son el único problema, ya que el destrozo de los viveros flotantes también constituye una seria amenaza para la navegación.

En cierto modo puede decirse que la rías se han convertido en un caos en el que cualquier puntón o viga de madera, bidones o flotadores, bateas e incluso embarcaciones a la deriva pueden causar daños irreparables en caso de colisión con algún buque.








Y lo más grave es que hay trozos del emparrillado de estos artefactos y parques de cultivo tan dañados que se encuentran entre dos aguas, es decir, que apenas se aprecian desde la superficie, lo cual aumenta el riesgo de colisión y naufragio.

Ayer los responsables de diversas empresas encargadas de la reparación y construcción de bateas, así como de remolcarlas cuando se van a la deriva, insistían en que la situación actualmente es "crítica". A modo de ejemplo citaban nuevos casos de bateas al pairo en aguas de Cambados, A Illa, O Grove y Ribeira, pero también insisten en que hay otros muchos casos de mejilloneras desplazadas de las que aún no se tiene constancia.


Fuente: Faro de Vigo

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