lunes, 24 de febrero de 2014

La playa de A Lanzada se convierte en un gran cementerio de animales






Sus casi tres kilómetros de longitud, a caballo entre los Ayuntamientos de O Grove y Sanxenxo, pero sobre todo su orientación al Atlántico, con lo que esto supone de limpieza de las aguas, hacen de la playa de A Lanzada un paraíso para los bañistas en verano; pero cuando los temporales aprietan, como en las últimas semanas, también puede convertirse en un gran cementerio de animales, tanto mamíferos marinos como aves de todo tipo.
En días pasados ya se informó de que, en pleno apogeo de las ciclogénesis explosivas, no dejaban de llegar cadáveres de aves, sobre todo cormoranes, gaviotas e incluso alcatraces y otras especies pelágicas, es decir, las que suelen vivir mar adentro, alejadas de la cota. A esto se suma la localización de delfines e incluso focas, además de recuperarse una tortuga boba (Caretta caretta).




Pues bien, cuando lo peor de las adversidades meteorológicas parecía superado, y jornadas soleadas como la de ayer invitaban al paseo por la playa, se observa que el arenal de A Lanzada sigue recibiendo animales muertos.
A modo de ejemplo puede citarse la presencia de un delfín, un frailecillo -una de esas especies pelágicas poco frecuentes en tierra firme en estas latitudes- y diversos ejemplares de araos, alcas y cormorán moñudo.
Lo peor de todo, explican los ornitólogos, es que "ahí afuera", en el Atlántico, todavía quedan muchos mamíferos marinos, aves y tortugas muertos, por lo que pronostican que en próximos días, aunque la corrientes y el oleaje ya no sean tan intensos, seguirán llegando restos a la costa.




Encarna González, coordinadora en la provincia de Pontevedra de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), explica que "la sucesión de ciclogénesis explosivas en el Atlántico" causó estragos, "sobre todo entre las aves pelágicas, que no tienen dónde refugiarse, por eso es lógico que ahora aparezcan los cadáveres en la costa".
Explica, además, que algunos ejemplares mueren por no poder alimentarse, ya que con tanto temporal consecutivo les resulta imposible pescar. Otros, sobre todo cuando realizan movimientos migratorios, acaban extenuados por los fuertes vientos, se quedan desprotegidos sobre el agua y acaban ahogándose.
A la aparición de estos restos puede añadirse la localización de diversos ejemplares de fragata portuguesa, una conocida y peligrosa medusa que ya se hizo notar en A Lanzada el año pasado y que en los últimos días volvió a tocar diferentes puntos del litoral de O Grove y Sanxenxo.

Fuente: Faro de Vigo

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