miércoles, 12 de febrero de 2014

Las medusas llegan al sur de Galicia arrastradas por las borrascas de los últimos días






Decenas de ejemplares de medusas asesinas, las conocidas carabelas portuguesas (Physalia physalis) fueron localizadas ayer en la playa de Patos, en Nigrán. La semana pasada también fueron avistados varios ejemplares en la costa de Oia.
El Seprona investiga el alcance de esta invasión preocupante porque la picadura de una de estas medusas puede provocar serios daños a la salud e incluso la muerte.
Los especialistas creen que la aparición de esas medusas se debe al efecto de las fuertes corrientes por los últimos temporales. El biólogo de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma), Alfredo López, explica que esta variedad de medusa es propia de aguas más cálidas que posiblemente han sido arrastradas durante los últimos temporales. Los especialistas de este centro han registrado, además, varamientos de tortugas marinas y focas. Afortunadamente la llegada de estas medusas se ha producido fuera de la época de baño. Aún así, los expertos recomiendan mantener la precaución y no acercarse a ellas. Estos ejemplares son muy llamativos porque, si bien no son muy grandes, tienen un vistoso color violeta.
No es la primera vez que se ha detectado la presencia de esta especie nociva para el ser humano. En abril del año pasado se estableció la alerta en la ría de Vigo por la aparición de más ejemplares. Los hallazgos se produjeron en Cangas y en las islas también tras los temporales. Por aquellas mismas fechas, las medusas tóxicas también constituyeron una plaga que se expandió por la comarca de Barbanza. En arenales como el sonense de Queiruga fueron vistas más de un centenar de ellas. También en el año 2012 se registraron más casos. La suerte hasta ahora es que han aparecido en época en la que no había bañistas. El oceanógrafo Jorge de los Bueis explica que la picadura de una carabela portuguesa supone la picadura de un gran número de organismos que forman parte de la colonia, que inyectan sustancias destinada a inmovilizar a sus presas y que, en el caso de los seres humanos son especialmente graves.
Es fundamental no tocar este organismo, ni siquiera con guantes y alertar de su presencia al personal de salvamento de la zona o al teléfono de emergencias 112.

Fuente: La Voz de Galicia 

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