miércoles, 6 de agosto de 2014

Cómo se produce una marea roja








Durante las últimas semanas los medios se han hecho eco de la marea roja que afecta a las costas gallegas e impide la extracción de moluscos bivalvos. Pero ¿qué es realidad una marea roja y cómo se produce? Antes de nada, este fenómeno no tiene nada que ver con la marea ni tampoco tiene por qué teñir de ningún color el agua. Los científicos denominan estos episodios floraciones algales nocivas (FAN o HAB, del inglés harmful algae bloom), aunque la sabiduría popular los bautizó como purgas de mar (Galicia), eau rouges (Francia) o akashiwo (Japón), por citar algunos ejemplos que evidencian que es un fenómeno conocido desde antiguo y que ocurre en diferentes partes del mundo.

Todo el proceso comienza con la llegada de la primavera, cuando el anticiclón de las Azores se acerca a la península ibérica y ejerce su efecto sobre la costa ocasionando un aumento de los vientos de componente norte y nordeste.

Lo que ocurre en la costa occidental gallega (desde cabo Vilán hacia el sur) con estos vientos es que el aire sopla de la costa hacia el mar y arrastra masas de agua superficiales que se mueven alejándose de la costa. Este efecto se ve incrementado por la fuerza de Coriolis, que en el hemisferio norte hace que las corrientes se desplacen hacia la derecha. Se produce así un vacío superficial que es cubierto por masas de agua profundas y frías que ascienden a la superficie en un proceso conocido como afloramiento. Las masas de afloramiento están cargadas de nutrientes (sales minerales inorgánicas), por lo que su ascenso fertiliza la superficie y pone en marcha un rico proceso productivo que comienza con el crecimiento masivo de las microalgas (fitoplancton).

Estos afloramientos y el consiguiente aporte de nutrientes explican que la producción primaria alcance valores anuales de 250 gramos de carbono por metro cuadrado en la ría de Arousa, mientras que el valor medio anual en aguas oceánicas es de 50 gramos. Esta es una de las razones que explica la gran riqueza pesquera y marisquera de la costa gallega.

Tras el afloramiento, las primeras en aparecer son las diatomeas, un grupo de microalgas que aprovechan estas condiciones para multiplicarse con rapidez. Tras ellas vendrán otras especies de microalgas y más tarde proliferarán los microorganismos que se alimentarán del plancton vegetal. Es el momento del zooplancton herbívoro, que a su vez servirá de alimento al zooplancton carnívoro. Poco a poco se establece una red de seres planctónicos que se alimentan unos de otros gracias al caldo de cultivo formado tras el afloramiento y que servirá de alimento para un sinfín de organismos acuáticos, como por ejemplo las larvas de peces o de crustáceos, y, cómo no, para soportar los cultivos de mejillón y otros bivalvos.

Los últimos en aparecer en esta sucesión de microorganismos forman parte de un grupo muy particular de microalgas llamadas dinoflagelados. Algunas especies de dinoflagelados producen unas sustancias tóxicas (llamadas biotoxinas) y son los responsables de las mareas rojas. Cuando los moluscos ingieren estas microalgas, pasan a acumular la toxina en su organismo, por lo que su consumo puede afectar al hombre.

Es por eso por lo que durante un episodio de marea roja no se puede extraer ni comercializar marisco.

A finales de verano y principios de otoño cesan los vientos del norte y nordeste y aparecen los del sur o sudoeste. Estos vientos, al contrario de lo que ocurría durante el afloramiento, desplazan las masas de agua superficiales hacia la costa y hacen que desaparezca por completo el afloramiento y se acumulen las masas de agua superficiales dentro de las Rías Baixas. Pero con estas aguas también vienen los dinoflagelados responsables de las mareas rojas, que se multiplicarán a sus anchas dentro de nuestras rías.

Si esta situación de vientos del sur y aguas cálidas dentro de las rías se mantiene durante mucho tiempo, los efectos de la marea roja serán mayores. Lo resume muy gráficamente el refranero popular: desde San Bartolomeu (24 de agosto) a San Simón (28 de octubre), non probes o mexillón.

Esto es lo que ha pasado este año, ya que a finales de verano y principios de otoño la temperatura del agua superficial fue muy elevada dentro de las rías, ocasionando un crecimiento extraordinario de los dinoflagelados de marea roja.

Construyendo un «bloom» de microalgas

1. Busca dos acuarios cuya capacidad sea al menos de 5 litros (pueden ser garrafas de agua mineral cortadas).
2. Añade a ambos tanques la misma cantidad de agua de mar o de agua dulce.
3. Compra en una tienda de animales un poco de microalgas y de medio de cultivo (fertilizante) teniendo en cuenta si tu experimento se realizará con agua dulce o con agua de mar. Tu profesor puede orientarte en la elección de estos artículos.
4. Añade a ambos tanques la misma cantidad de inóculo de microalgas (con poca cantidad es suficiente).
5. Añade a uno de los tanques la cantidad de medio de cultivo necesaria siguiendo las instrucciones del fabricante (tanque de ensayo) y al otro no le añadas nada (tanque control).
6. Revuelve bien el agua de los tanques y colócalos al lado de una ventana de modo que reciban la misma cantidad de luz.
7. Obsérvalos durante un par de semanas. Analiza las diferencias entre ambos tanques (transparencia del agua, color, olor?.)
8. Pide ayuda a tu profesor para observar al microscopio muestras de ambos tanques y anota los cambios a lo largo del tiempo.









Pregunta a un científico

¿Por qué no se aprovecha más la energía mareomotriz?

Bueno, como se suele decir, no es oro todo lo que reluce. Las energías renovables tienen muchas ventajas, pero también presentan inconvenientes. En el caso de la energía de las mareas, los principales escollos son que las centrales mareomotrices tienen un gran impacto ambiental, que solo pueden instalarse en lugares muy concretos en los que hay mucha diferencia de nivel entre las mareas y que transportar la energía que producen es muy costoso. En realidad, las centrales mareomotrices funcionan como una central hidroeléctrica convencional, por lo que sería necesario construir un embalse en una ría o una bahía para aprovechar la diferencia de altura del agua de mar a ambos lados del dique, y esto es algo que no todos los ciudadanos verían con buenos ojos. Imagina la boca de una de las maravillosas rías gallegas bloqueada por un dique enorme. Tendría consecuencias de todo tipo.

Pregunta: Alfonso Seoane, 11 años , Verín

Responde: Francisco Franco del Amo



Fuente: La Voz de Galicia

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