miércoles, 6 de agosto de 2014

O Carballiño, diez centímetros para la gloria de hacer la tapa de pulpo más grande del mundo







El orgullo estaba herido y eso se notó. El pasado mes de abril llegaban malas noticas a O Carballiño: Ponferrada le arrebataba el récord de la tapa de pulpo más grande del mundo. Una puñalada al emblema carballiñés y para el sentir de una localidad del interior de Galicia que presume de producto de mar.

Con la mirada puesta en tierras leonesas, miembros de una veintena de pulpeiras de la localidad de Arcos (O Carballiño) esperaban la orden, tijera en mano, con las manos semicocidas de preparar pulpo durante muchos años. Eran las ocho de la tarde y de su destreza dependía el honor de todo un pueblo. Alrededor de ellos esperaban multitud de vecinos. Si las cosas iban como el año pasado serían unos 12 minutos de infarto, aunque el tiempo no contaba para el récord. De los caldeiros salía humo. Y de las cabezas de los presentes, también. Frente a ellos, un gran plato de madera de 5,10 metros de diámetro, ya que el de los ponferradinos era de cinco metros exactos. Diez centímetros para la gloria, para recuperar el récord de la tapa de pulpo más grande del mundo.

Arrancó la prueba y se distribuyó el pulpo al borde de la circunferencia. En total, 430 kilos de cefalópodo ante los cortadores profesionales. Tímidos aplausos animaban a los competidores. La mayor, Pilar Barroso, de 83 años, y el menor, Hugo Caderno, de 13, se convirtieron en la imagen del reto. Mientras el cronómetro empezaba a contar -se colocó una pantalla para controlar el tiempo-, las primeras talladas llegaban al centro de la circunferencia. Se lanzaba con tino el producto y poco a poco se iba llenando el plato. Habían pasado ocho minutos y parecía que la cosa iba bien. Quedaba poco octópodo en los caldeiros, el público animaba y numerosas cámaras de fotos y vídeo registraban el desafío. Contaba el cronómetro 10 minutos y 35 segundos y el récord ya se había conseguido. Entonces, la praza Maior arrancó en aplausos y los prestidigitadores del pulpo alzaron sus manos.

Quedaba el punto final. Cuatro kilos de sal, medio de pimentón y aceite al gusto esparcido por el plato. Reto superado. Era la hora de saborear el producto y en menos de 15 minutos ya no quedaba nada. Muchos pensaron entonces en Ponferrada, que seguramente se tome también como una cuestión de honor este logro, previo a la gran Festa do Pulpo. Así que no acabará aquí la competición, algo que para algunos añade, si cabe, mayor importancia al récord. O Carballiño ya descansa tranquilo, con el reino del cefalópodo reconquistado.




Fuente: La Voz de Galicia

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