martes, 15 de agosto de 2017

El pulpo, mero y merluza en camino de ser de piscifactoría





Dieciséis años han pasado desde que el Centro Oceanográfico de Vigo logró, por vez primera en el mundo, cerrar el ciclo de reproducción del pulpo en cautividad. Pero lo conseguido en el laboratorio y en los tanques de cultivo experimental no ha podido dar el salto a la industria porque la elevada mortalidad de las larvas hace inviable la producción comercial. Es un cuello de botella que están tratando de superar.
El problema radica en la alimentación de las paralarvas. «Mueren en torno al 80 % y eso no hay empresa que lo resista», afirma Montserrat Pérez, una de las investigadoras del centro que trabaja en la preparación de una patente que confían en que pueda ser la solución que llevan lustros buscando.

Conscientes de que están en una carrera de fondo, no se atreve a poner fecha a la llegada al mercado del pulpo de piscifactoría. Pero de lo que sí están seguros en el Oceanográfico vigués es de que, si de verdad han dado con la fórmula para acabar con las elevadas tasas de mortalidad y se garantiza la rentabilidad de su explotación, el cultivo se extendería pronto por Galicia, ya que el producto no solo estaría garantizado todo el año, sino que el precio sería más asequible.

La artemia (crustáceo diminuto) es la base de la alimentación de la práctica totalidad de las larvas de las especies que se crían en granjas, desde el rodaballo al lenguado, pasando por la lubina o la dorada. Sin embargo, explica Montserrat Pérez, «al pulpo no le aporta los nutrientes que necesita, lo que provoca el alto porcentaje de muertes». Mejores resultados se han obtenido con una dieta a base de huevos de centollo. Y ese parece ser el hilo del que han decidido tirar para preparar la patente de la que, como es obvio, no adelantan nada hasta que no esté presentada, pero creen que han dado con el componente que faltaba y que estaban buscando. Si la mezcla de nutrientes y aminoácidos que realizan en el laboratorio es la solución, se aplicará también a los ejemplares adultos, ya que la alimentación de estos supone otro hándicap para la industria. Y es que su menú favorito se compone precisamente de centollos y nécoras, lo que complica sobremanera una mínima rentabilidad.
Existe un problema añadido que no se da en otras especies de cultivo, y es que los reproductores se mueren cuando los huevos de su prole eclosionan. No se mueven del lado de aquellos desde el momento de la puesta, ni siquiera para buscar comida, con el fin de evitar que puedan ser atacados por depredadores. «El resultados es que cuando al fin abandonan el escondrijo elegido están tan débiles que se mueren, lo que obliga a una reposición continua de reproductores», dice la investigadora.

El equipo científico del Oceanográfico en el que participa Montserrat Pérez, en colaboración con el Centro de Investigación Marina de la Universidad de Vigo, acaba de solicitar al Ministerio de Economía un proyecto para profundizar en el en el estudio de los cultivos. «Si nos lo conceden serán tres años de trabajo y una inversión de 200.000 euros», dice.


Asiduos desde hace años en los mercados los rodaballos, lenguados, salmones o lubinas de piscifactoría, y pendientes de salvar el escollo de la alimentación en el caso de pulpo, se investigan las posibilidades de cultivo en granja que ofrecen otras especies, entre las que el mero es uno de los más firmes candidatos en dar el salto a la industria. El Centro Oceanográfico de Vigo lidera parte del proyecto europeo Diversify, cuyo objetivo es desarrollar nuevos sistemas de cultivo, métodos de procesado y márketing para seis especies de acuicultura: mero, fletán, seriola, corvina, perca y mújol. Precisamente el mero es de la que se encargan los científicos vigueses, coordinados por José Benito Peleteiro. Si se cumplen sus predicciones, el consumidor podrá adquirir mero de cultivo en el 2025.

El proyecto, que tiene un plazo de ejecución de cinco años, se encuentra en el ecuador. Los investigadores califican de «esperanzadores» los resultados obtenidos. El programa completo, en el que participan 38 socios de una docena de países, está dotado con 11,8 millones de euros. En los tanques del Oceanográfico vigués ya nadan meros de 22 kilos, aunque la investigadora Montserrat Pérez, señala que «todavía no está cerrado el ciclo reproductivo».

El que sí lograron cerrar fue el de la merluza. En el 2009 registraron la primera puesta espontánea de España a partir de animales salvajes. Sin embargo, en este momento es una producción que tienen parada porque carecen de stock de reproductores, una tarea que no resulta fácil, ya que son animales muy delicados que se estresan con facilidad.




Fuente: La Voz de Galicia

La campaña de pesca en el Bidasoa baja a 33 salmones por los 60 del pasado año





La temporada de pesca del salmón en el Bidasoa ha finalizado con la captura de un total de 33 ejemplares, una cifra muy baja y muy inferior, casi la mitad, que la del ejercicio pasado cuando se totalizaron 60 capturas. La campaña se cerró el lunes, día 31 de julio, que coincidió precisamente con la pesca del salmón número 33 a cargo del beratarra Ernesto Gainza.

El primer salmón lo capturó Ignacio Zalakain, el mismo día de la apertura (el día 1º de mayo) en el paraje de Montoia. El lehenbiziko (el primero) dio un peso de 4,700 kilos, se pescó a cucharilla y el afortunado lo vendió al Restaurante Rekondo de San Sebastián, un prestigioso establecimiento que siempre intenta hacerse con el ejemplar que abre la campaña y por el que pagó 1.800 euros.

La temporada, de acuerdo con el sentir general de los aficionados salmoneros “ha sido paupérrima”, comparada con la pasada y con la de 2015 en la que también se totalizaron medio centenar de salmones. La temporada ha transcurrido con expectación por lo que pudiera influir en el río y en la pesca de salmónidos el derribo de las presas de los 50 en Endarlatsa y de la antigua central de Bera, y no ha contribuido a despejar la incógnita.

Además, la temporada ha sido muy seca y el río lleva muy poco caudal lo que ha supuesto un problema insalvable ya que con la falta de agua “los salmones no sienten la llamada del río”. Por otro lado, el derribo de las presas ha causado la desaparición de pozos en los que los salmones han buscado refugio “toda la vida”, y el caso es que entre ambas cuestiones las capturas han resultado tan escasas como ya casi no se esperaba tras dos temporadas aceptables.

Igualmente, cabe significar que la pesca de los tres últimos ejemplares se ha producido también en los últimos tres días. El día 29, Rafa Echeverría capturaba el salmón número 31 (de 5 kilos), el día 30 Carlos Gallo lograba el salmón número 32 y el último día de la temporada ha sido Ernesto Gainza, de Bera, un salmón de 1,700 kilos que fue pescado en los túneles.




Fuente: noticiasdenavarra.com

Concluye la temporada del salmón con 17 capturas en el río Ulla





Pese a los avistamientos de salmones en las últimas jornadas, con alguna picada el domingo en Santeles, la temporada de pesca se cierra sin variar el marcador de 17 capturas en el río Ulla. Así lo indicaba el ribereño Salvador Ortega, quien atribuye a la falta de agua en el río la escasez de capturas este año, frente al anterior ejercicio en que se agotó el cupo de 60 salmones.

Los pescadores pueden seguir practicando en el Ulla. En este caso, la pesca sin muerte, que es posible en todos los cotos estradenses hasta el día 30 de septiembre. Ortega señala que los cotos para esta modalidad suponen un coste de 2 euros, frente a los 13 que se pagan para pescar con capturas. Y resalta que los meses de agosto y septiembre son fechas con amplia presencia en el cauce del Ulla de reos, y también truchas, con más facilidad para picar. Eso sí, en todos los casos deberán devolverse al agua los ejemplares.





Fuente: La Voz de Galicia