Comenzó la
temporada de la pesca fluvial con la apertura de la veda de la trucha y miles
de aficionados gallegos se aproximaron a las orillas de los ríos para dar sus
primeros lances. Estas son las diez recomendaciones básicas para convertir el
día en una jornada redonda.
1. Ropa
cómoda e impermeable.
En esta
época del año todavía hace bastante frío, por lo que es necesario abrigarse,
pero con ropa térmica, impermeable y cómoda, que permita la movilidad. El
neopreno y el Gore Tex son los materiales más utilizados por los pescadores.
Además, si se va con mosca o a la cucharilla se hace imprescindible un traje
vadeador -que no deja pasar al agua y que cubre por encima de la cintura-, ya
que hay que adentrarse en el caudal del río para tratar de acceder a los
lugares donde se esconden las truchas. En estos momentos los ríos bajan con
bastante fuerza con lo que habitualmente se pesca desde los márgenes.
2. Cañas de
distintos tamaños
Depende del
arte que se escoja (mosca, cucharilla o cebo) el tamaño de la caña -que suelen
ser de fibra de carbono, más ligeras y resistentes- varía entre los 1,25 metros
para cucharilla en verano, hasta los 4,5 metros que se utilizan para cebo o los
2,5 para la mosca. En el caso de los varales -cañas que tienen un sedal fijo en
la punta- este año la normativa fija que el sedal no puede tener menos de la
mitad de la longitud de la caña. Se pueden encontrar cañas desde 30 euros.
3.
Preferible ir acompañado
Aunque la
pesca fluvial es un deporte que se disfruta de manera individual, conviene ir
al río en compañía por seguridad. En pareja se suele repartir un tramo del río
y quedar cada cierto tiempo para comprobar que todo está correcto. El terreno
resbaladizo y poco cuidado de un entorno natural privilegiado puede acabar
jugando malas pasadas y provocar un esguince o una fractura. Tener a alguien
cerca que pueda vigilarnos y que pueda echarnos una mano en este tipo de
situaciones resulta tranquilizador.
4. El
teléfono móvil, una herramienta imprescindible
En este sentido,
las nuevas tecnologías han mejorado sustancialmente las comunicaciones. Por lo
que para poder mitigar las consecuencias de un accidente es imprescindible ir
equipado con un teléfono móvil, perfectamente alojado en una funda impermeable
para evitar que se estropee en el caso de que entre en contacto con el agua.
5. Recambios
para las moscas y cucharillas
La manera de
pescar la trucha puede variar mucho en función de la estación, ya que su
alimentación se va modificando e incluso los insectos de los que se alimenta
cambian de forma y colores con el paso de los meses. Por eso, es importante
llevar un juego nutrido de moscas -aproximadamente medio centenar- para probar
cuál se puede acercar a lo que está comiendo las truchas en ese tramo concreto
del río. Y también se precisan recambios por si quedan enganchadas en una zona
donde es complicado recuperarlas. En cuanto a las cucharillas, con entre 15 y
son suficientes. Se cambian en función de la claridad del agua. Cuando está más
turbia se suelen escoger colores vivos para que la trucha las vea mejor y al
contrario, con agua cristalina, cucharillas de color cobre u oro.
6. Truel y
bastón
Sobre todo
cuando el río está claro y pausado el grosor del sedal disminuye para que la
trucha no sea capaz de apreciarlo. Siempre se juega al límite y como es un
animal muy combativo para evitar perder la pieza es bueno ayudarse de un truel
de pequeñas dimensiones y plegable. Además, para vadear zonas complejas, un
bastón puede ser de gran utilidad. Ya que las piedras no son uniformes y hay
zonas donde el río tiene bastante fuerza y es complicado sostenerse en pie. El
bastón funciona como apoyo y posibilita seguir pescando con soltura en estos
puntos.
7. Comida
para pasar todo el día
Uno de los
errores típicos de principiante es no tener prevista la comida. En muchas
ocasiones el estómago vacío complica una jornada casi perfecta en el río. Por
eso es recomendable salir de casa con alimento y agua para poder continuar
pescando sin la incomodidad del hambre. Además, en los días soleados, el agua y
un gorro o visera evitarán una insolación. Algunos pescadores que van juntos suelen
reagruparse al mediodía y hacer una pausa para comer. Otros, en cambio,
prefieren aprovechar esa franja horaria porque con el amanecer y el atardecer
es de las mejores para conseguir buenas capturas.
8. Los
pequeños detalles marcan la diferencia
En el mundo
de la pesca esta sentencia también es dogma de fe. Llevar, por ejemplo, un
pequeño trapo y un poco de jabón para manipular el cebo y luego poder comer a
gusto; unas tenacillas para pelearse a gusto con los anzuelos; un chaleco donde
tener a mano muchos de los objetos que se requieren para pescar a la trucha
pueden marcar la diferencia entre un día excepcional y otro manifiestamente
mejorable. Pueden parecer detalles insignificantes, pero, a veces, se
convierten en un mundo.
9. Pase lo
que pase, armarse de paciencia
La primera
salida de pesca puede acabar en un auténtico fracaso si lo único que se
persigue es tener grandes capturas. Este es un deporte de paciencia, de saber
que el proceso cuenta tanto como el resultado, de que conseguir una buena trucha
requiere, además de una pizca de suerte, la experiencia que solo se adquiere
cuando solo se vuelve una y otra vez a una lámina de agua y se empieza a
comprender los secretos que encierra.
10.
Disfrutar de un entorno privilegiado
Y un buen
pescador sabe que muchas veces pescar es lo de menos, que ese tiempo en el río
sirve también para disfrutar de un entorno natural privilegiado. Galicia cuenta
con zonas fluviales de una belleza excepcional donde consumir los segundos del
reloj en armonía con el paisaje. Aseguran que durante esos instantes se viven
sensaciones tan intensas que son muy difíciles de transmitirlas a otras
personas. Para saber lo que son hay que vivirlas.
Fuente: La
Voz de Galicia