Las partículas líquidas de los océanos puestas en movimiento por la acción del Sol y la Luna describen órbitas cerradas contenidas en planos verticales. El desplazamiento vertical constituye la marea, el desplazamiento horizontal, mucho más importante, es la corriente de la marea, que afecta a toda la profundidad del agua.
En alta mar la corriente tiene poca velocidad y es alternativa, dirigida en el sentido de la propagación cuando la superficie líquida está por encima del nivel medio, y viceversa. Cerca de las costas, sin embargo, el carácter de las corrientes se ve profundamente perturbado y, en algunos casos, su velocidad puede elevarse hasta los 20km/h. En estos casos en los que las corrientes son tan intensas, nos veremos obligados a sustituir nuestros plomos de casting por plomos esféricos o incluso de ganchos para mantener nuestro aparejo de pesca en el mismo lugar.
La marea que reina ante una costa se propaga en los ríos hacia arriba con una periodicidad idéntica, pero la disipación de la energía reduce poco a poco la amplitud y la marea acaba por no dejarse notar, es el límite de la parte marítima del río (este límite es de más de 1000 km para el Amazonas).
En el estuario y aún más en el río, la pleamar es más breve que la bajamar; incluso puede suceder que la subida sea casi instantánea, este es el momento del macareo, rompeolas que cierra todo el lecho del río que además remonta rápidamente hacia arriba.
El fenómeno de las mareas se encuentra en realidad en todo el universo, deformando más o menos todos los cuerpos celestes, planetas, estrellas y galaxias. Este tipo de fenómeno se ha podido observar en algunos casos de estrellas dobles próximas. Los nítidos alargamientos registrados en las parejas de galaxias suficientemente cercanas se explican del mismo modo; es como si intentara establecerse un puente entre ellas, y se estiran unos brazos por el lado opuesto.
La Tierra comprende dos masas fluidas, la atmósfera y la hidrosfera, que envuelven a la parte sólida (la cual presenta en su conjunto una elasticidad comparable a la del acero). Por lo tanto en la Tierra existen tres especies de mareas: las mareas atmosféricas, las mareas oceánicas y las mareas de la parte sólida, que ordinariamente se llaman mareas terrestres. De todas maneras, la existencia de las mareas atmosféricas no ha podido ser nunca comprobada de manera segura.
Las mareas terrestres se reflejan comúnmente en las variaciones de nivel en algunas minas inundadas. Se calculan midiendo las variaciones de la fuerza de la gravedad en un punto del globo terrestre a lo largo del tiempo. A medida que la Luna pasa por encima, el nivel de la la tierra "sólida" se eleva unos pocos centímetros y luego desciende de nuevo. Las mareas oceánicas afectan a océanos y mares y ocupan nuestro estudio en esta web. Se reflejan en las tablas de mareas.