En A Mariña no cabe reflexionar sobre la teoría política de invertir en infraestructuras para contribuir a mejorar la productividad y la competitividad. No es prudente analizarlo, al menos en la parte de la comarca privada de la A-8, donde se concentran dos grandes puertos pesqueros del Cantábrico, el hospital y la multinacional Alcoa. Los automovilistas que transitan por esta comarca siguiendo las carreteras N-642 y LU-862 se desayunaron ayer con la supresión de otro tramo para adelantar. En este caso afecta al carril lento de la variante de Burela (bajo el puente que conduce a Rúa), un punto donde el Concello pidió recientemente la intervención de Fomento para reducir los accidentes: «Primeiro limparon o firme, botáronlle unha capa de produto adherente e agora procédese a cerrar o carril co ánimo de evitar sinistros», explicó ayer el edil de Obras, Manuel Fernández.
Esta es la última de una serie de supresiones de zonas para adelantar en el vial que vertebra la costa; Mañente, Alto do Cruceiro, recta de Gran Sol... Además de estas limitaciones, el conductor debe ser prudente al circular por tramos casi urbanos (entre Foz y Burela), y entender las restricciones a causa de las obras del corredor y el incierto futuro de éste; un corredor que debía estar operativo hace años y del que nadie admite conocer el trazado definitivo entre Barreiros y San Cibrao. Estos cambios obligan a invertir 40 o 45 minutos en recorrer 35 kilómetros entre Viveiro y Foz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario