miércoles, 29 de febrero de 2012

El Miño pierde lampreas



Seguir el rastro del agua dulce en la desembocadura del Miño desde el mar es el reto al que cada año se enfrentan miles de lampreas que regresan a su hábitat para desovar y morir. Pero la falta de caudal en el Miño es insólita y, aunque en ninguna de las dos riberas se atreven a cuantificar las consecuencias, la caída de capturas se ha notado mucho durante estos dos meses de temporada.

El patrón mayor de la Cofradía Santa Trega, con 35 años de experiencia en las aguas del Miño, explicó ayer que «en A Guarda, ni se recuerda una seca en el río ni un arranque de lamprea peor». «Lo normal a estas alturas de campaña es capturar entre 8 y 10 piezas por embarcación y día, pero han mermado al menos un 50 % respecto a otros años y estamos en una media de 4 o 5 en el mejor de los casos». Tanto el patrón mayor del pósito guardés, Francisco Pérez, como el capitán de Caminha, Mamede Alves, confirman que el caudal del Miño es, con seguridad, «el más bajo de los últimos 35 o 40 años y posiblemente de este medio siglo». El patrón explicaba ayer a pie de río que, pese a la falta de capturas, el precio de la lamprea se mantiene entre los 8 y los 17 euros por pieza, según sea de 1,2 kilos o menos o de mayor calibre. En la otra cara de la moneda, el vertebrado más primitivo sigue gozando de gran estima, por lo que «todo lo que se captura se vende a la restauración local, desde A Guarda a Arbo».

El presidente de la asociación de pescadores del Miño, Fernando Ferreira, comparte la excepcionalidad de la sequía, menos acuciante río arriba, en el tramo de Tui, donde califica la campaña de «regular».

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