martes, 7 de febrero de 2012

Erkowit



Erkowit es una ciudad sudanesa situada a 100 kilómetros al Sur de Port Sudán, en las colinas del Mar Rojo. Ciudad desconocida en el mundo. Sin embargo el nombre de esta ciudad es conocido en Galicia. Un buque con este nombre protagonizó, hace 40 años, otro capítulo más de nuestra trágica historia de naufragios.

El 30 de octubre de 1970 el carguero sudanés Erkowit navegaba a 12 millas de cabo Vilán. Había partido hacía algunos días desde Londres y su destino era la capital de Senegal, Dakar. En sus bodegas, entre otros productos, transportaba principalmente bidones de un pesticida denominado Dieldrin, 2.000 en concreto, aunque en un principio, y cuando se produjo el hundimiento-varamiento, nadie sabía qué transportaba exactamente.

Imagen del buque atracado en puerto

El Erkowit navegaba frente a la Costa da Morte cuando fue abordado, al parecer a causa de la intensa nieblad y la escasa visibilidad, por otro carguero, el alemán Dortmund. Del choque, el buque sudanés fue el más perjudicado.

Por el lado de estribor había un agujero de ocho metros de eslora del casco la cubierta de la nave y el doble fondo. El motor estaba bajo el agua. A pesar de estos graves daños el buque se mantuvo a flote.

El accidente ocurrió a las 14:28 horas, por el meridiano de Greenwlch, en el punto situado a 43 grados 32 minutos Norte y 9 grados 10 minutos Oeste. Los tripulantes fueron recogidos por el propio Dortmund. 
 
Inmediatamente y desde Coruña, zarpó en su ayuda el remolcador Rotesand que, tras hacer firme el cabo de remolque, condujo al carguero a la ensenada que forman la Punta Fiaiteira y la punta Porto Cobo en Santa Cruz-Oleiros, en el interior de la Ría de A Coruña y frente a la playa de Bastiagueiro, buscando un banco de arena donde estabilizar el barco. Esto lo hizo sin autorización de Marina Mercante, lo que provocó su imputación como responsables del varamiento.

Allí quedó varado el buque el día 31 de octubre. Se intentaron taponar las varias vías de agua que tenía en el casco, sobre todo en su costado de estribor, pero el mal tiempo complicó la operación. Uno de los buceadores de la Armada que se afanaba en la reparación murió durante los trabajos.

Finalmente, y a las pocas horas, el barco se hundió (quedando con una escora de 25 grados) con todo lo que transportaba en sus bodegas: 10 toneladas de pesticidas altamente tóxicos, contenidos en bidones, que se esparcieron rápidamente por las aguas de la ría.


El Erkowit frente a la playa de Bastiagueiro

Muchos de estos bidones llegaron a la costa donde, aplicando la "ley no escrita" según la cual todo aquello que el mar trae hasta la costa pertenece al que lo encuentra, fueron recogidos por los habitantes del lugar que pensaban que los bidones contenían harina.

Debido a lo turístico de la zona, interesaba sacar el barco a la máxima brevedad. Se contrata a la empresa holandesa Smit, que envía el remolcador Barracuda para las labores de descarga del barco, en particular para trabajar en el interior del mismo.

Numerosos barcos de la Marina de Guerra española intervinieron en las operaciones que se realizaron en torno al mercante sudanés, así como personal especializado en el rescate de barcos naufragados. Las embarcaciones de la Marina también se dedicaron a la recogida de los bidones con insecticida y demás mercancías procedentes del mercante que flotan en la mar. Entre los barcos que prestaron servicios figuran el guardacostas Salvora, la lancha de vigilancia V-ll, el remolcador Btp-4, un CIP-4, tres embarcaciones de pequeño porte y la flotilla de fragatas.

Otra imagen de las lanchas aproximandose al buque

Bidones de insecticida se esparcieron por la zona y, como por arte de birlibirloque, algunos "espabilados" sacaron provecho de la "cosecha" al considerar que aquellos bidones, con una materia blanca en su interior, contenían harina. Y como harina la transportaron, cada uno a su manera, a sus respectivos lugares de residencia para venderlos o aprovecharlos directamente en la elaboración de pan. Manos mal que los medios de comunicación pusieron en alerta al personal y, que se sepa, no se llegó a amasar aquella fatídica "harina" que, a buen seguro, acabaría con las vidas de muchas personas de haber sido transformada en pan.

El marisqueo y la pesca estuvieron prohibidos en la ría durante casi todo un año, y el vertido supuso el fin de las bateas de mejillones que hasta la fecha poblaban la ría.

La contaminación, muy importante, no fue convenientemente evaluada. Se supone que hubo daños, no solo en fauna sino tambien en las personas.


Imagen de Bastiagueriro con las mejilloneras al fondo. Estas desaparecerían tras el accidente

Finalmente los restos del buque fueron desguazados y los pescadores indemnizados. El presidente del Instituto Social de la Marina, señor Fontán Lobé, hizo entrega, en la Delegación Provincial de dicho organismo de una ayuda económica a los pescadores coruñeses afectados según acuerdo adoptado en Consejo de Ministros, a propuesta del ministro de Trabajo. Las indemnizaciones por un importe total de 700.000 pesetas, fueron distribuidas entre 1.084 pescadores.

El Barracuda en tareas de descarga en el interior


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