Si la vida piscícola es el mejor síntoma de recuperación del ecosistema de los ríos, las cuencas de Gipuzkoa están en la buena senda. Al menos en lo que a la población de salmones se refiere. El año pasado, los ríos del territorio recibieron la mayor entrada de ejemplares de esta especie desde 1993, año en que se tienen registros. En el Urumea, Oria y Oiartzun se contabilizaron 287 salmones en 2011. Todo un récord. De ellos, alrededor del 20% son ejemplares procedentes de la repoblación.
Vistos los resultados, la Diputación de Gipuzkoa quiere continuar firme en esta tarea. Prueba de ello es la suelta de esguines que tuvo lugar ayer por la mañana en el Urumea, a la altura del barrio Osiñaga de Hernani, con la presencia del diputado foral de Innovación, Desarrollo Rural y Turismo, Jon Uriguen. «El trabajo está dando sus frutos. Somos optimistas en la recuperación de la especie», aseguró.
Acompañado de técnicos del departamento, Uriguen procedió a la suelta al agua de 300 salmones de un año, que en las próximas semanas emprenderán su camino al Atlántico norte. «Algunos llegarán hasta Terranova (Canadá) y pasarán dos o tres años viviendo en agua salada para regresar al río en el que nacieron», explicó Íñigo Mendiola, jefe de Fauna Silvestre de la Diputación.
Todos estos salmones, criados en la piscifactoría que la Diputación tiene en Irun, parten al mar con un doble marcaje que permitirá conocer la cifra de ejemplares que inician su aventura en el mar y, a su regreso, identificar los que vuelven a los ríos guipuzcoanos.
La mejora de las condiciones de los ríos de Gipuzkoa ha hecho posible lo que hace décadas parecía impensable. «Partimos de cero porque hubo un momento en que sólo había salmones en el Bidasoa», cuya gestión está en manos del Gobierno de Navarra, recuerda el jefe de Fauna Silvestre. «En el resto de ríos no había condiciones para que viviesen», añade.
Desde que en 1993 se implantara un sistema de seguimiento de la especie, la cifra de ejemplares adultos de salmón no ha hecho más que crecer, salvo un pequeño bajón que hubo hace tres años. «La recuperación comenzó a finales de los 80 con la entrada natural de algunos ejemplares de salmones, que nosotros hemos ido reforzando con el trabajo de repoblación y estudio de esta especie», explica Mendiola.
Según los datos aportados por el diputado Uriguen, los ríos guipuzcoanos recibieron en 2011 una cifra récord de salmones adultos en 2011. De todos ellos, 187 fueron encontrados por los técnicos forales en el Urumea, 99 en el Oria y uno en el río Oiartzun. De todos ellos, en torno al 20% procedían de las repoblaciones llevadas a cabo por la Diputación. A ellos hay que sumar una cifra indeterminada de salmones detectados en el Urumea y en el Oria aguas abajo de las estaciones de captura y control, ubicadas en Elorrabi y Fandería.
Por cuencas, la cifra de salmones que retornaron al Urumea en 2011 es menor que la de 2010, año récord en el que se llegó a 223 ejemplares. No obstante, el tamaño de los registrados este año ha sido mayor, con una media de 72,5 cm y 3, 6 kilogramos.
En el Oria, en cambio, se ha producido el «mayor registro de entrada de salmones» desde que hay datos contrastados. Si en 2010 se contabilizaron 45 ejemplares, en 2011 la cifra ha subido a 99. En este caso, la mayoría de ejemplares capturados han sido trasladados al río Leitzaran para que completen su ciclo reproductivo ya que, hoy en día, el Oria «no presenta características ni fisioquímicas ni morfológicas adecuadas». El resto se ha llevado a la piscifactoría de Irun para su desove artificial, con el objetivo de producir alevines, que luego se soltarán en las cuencas altas de los ríos.
Por último, en el Oiartzun se ha registrado entrada de salmones por tercer año consecutivo -al menos un ejemplar-, lo que deja evidencia de la recuperación de la salud de esta cuenca. Además, se ha observado «la existencia de camas de huevas en el río, aguas abajo de la estación de captura».
Para incidir en la recuperación de la especie, ayer se soltaron en el Urumea alrededor de 300 esguines de salmón, de una talla de 12 a 14 centímetros. En total, este año se liberarán 2.600 esguines, que se unirán a los 33.000 alevines -de 5.6 cm de tamaño- con los que se repoblaron los ríos en verano, aguas abajo del embalse del Añarbe. Además, en la primavera se soltarán varios miles de alevines más. No en vano, en la piscifactoría de Irun en la que se crían, actualmente «hay más alevines que nunca».
En el caso de los esguines soltados ayer, en pocas semanas emprenderán su viaje al mar. «Aprovecharán la próxima crecida del río para salir», añade Mendiola. Los alevines, en cambio, pasarán un año hasta que se conviertan en esguines y tengan la talla suficiente para llevar a cabo los «cambios fisiológicos» que les permitan salir al mar. Les espera un largo camino.
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