sábado, 10 de marzo de 2012
Las truchas ya no pican en San Andrés
Las aguas andan revueltas en el embalse de San Andrés de los Tacones. Las truchas ya no pican en las cañas de los cientos de pescadores aficionados -principalmente jubilados- que acuden prácticamente a diario en temporada a este coto de pesca intensiva. Y todo porque el Principado ha decidido este año suspender la aportación de 6.000 euros para repoblar el embalse. Una decisión que no entienden los aficionados, ya que la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos se puede embolsar entre 17.000 y 18.000 euros al año gracias a las licencias para pescar en esta zona. Se expiden unos treinta permisos al día.
«La gente está muy cabreada, sobre todo por la excusa que ponen. No vale decir que no hay dinero, porque esto se financia solo», explica Manuel Fernández, uno de los habituales en el embalse y de los que más se implicaron en conseguir que se repoblase periódicamente. El área se convirtió en coto de pesca intensiva hace unos treinta y cinco años. Desde hace tres, el Principado venía repoblando mensualmente con unos 200 kilos de alevines de trucha arco iris (a veces fario), con el fin de permitir capturas con un esfuerzo razonable.
Pero en octubre se suspendió la repoblación. Y el resultado es que desde el pasado 1 de marzo, cuando se abrió la temporada -que se prolonga nueve meses, hasta noviembre- las capturas han brillado por su ausencia para desesperación de los aficionados. El embalse es destino de numerosos jubilados, que suelen pasar el día entero en la zona pescando. Pero también es utilizado por personas con movilidad reducida para practicar una afición que no podrían desarrollar en otras zonas o ríos.
«Viene gente en silla de ruedas, que no podría ir a otros sitios», explica Manuel Fernández. «Pero ahora la gente está dejando de ir, pues no hay capturas. Es una cuestión que enfada mucho a todos, porque la excusa del dinero no vale. Esto era un negocio que funcionaba, daba ganancias al Principado».
Además, el embalse de San Andrés de los Tacones -también conocido como de Aboño- es famoso por el rápido y espectacular crecimiento de los peces, debida a la gran cantidad de comida que hay en sus aguas. También la temperatura del agua y su calidad ayudan al rápido desarrollo de los peces. Un ejemplo: las truchas del embalse crecen entre un kilo y un kilo y medio en un año, lo que supera a las criadas en piscifatoría. El tamaño medio de las capturas casi siempre se sitúa por encima de los 250 gramos.
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