Una trucha de más de dos kilos y medio en un río tan pequeño como el San Fiz de León no es muy habitual, pero Álvaro José Lanas consiguió capturarla gracias a la experiencia que ha ido acumulando en el arte de la pesca desde hace casi 30 años. La pieza, con sus marcados puntos rosáceos, medía unos 60 centímetros y el afortunado pescador la degustó tras cocinarla al horno.
Un preciado botín para un pescador cualificado en una temporada en la que las condiciones climatológicas se han convertido en fundamentales.
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