Algunos pescadores se han quejado de que las truchas no están picando bien este año |
Languidece la temporada de captura de salmones en la región con la irrupción del verano. Los pescadores, alejados ya del fuerte impulso de las primeras jornadas, van paso a paso -con la llegada de la nueva estación- convenciéndose de que ya son pocos los salmones que emergerán de las aguas cántabras. Si hace quince días era el río Asón el que completaba el cupo, al alcanzarse la cifra de 30 salmones, la semana pasada se le unía el Pas (el río cántabro que permite más capturas, con 50). Ya sólo queda el Nansa, que aguanta el tirón, sin que se haya aumentado significativamente el número de salmones izados de sus aguas. Sólo tres han sido pescados en las últimas dos semanas.
Actualmente, son catorce las capturas, por lo que aún habría un margen de seis ejemplares más. Pero ya quedan lejos los mejores días para la pesca del salmón en el Nansa, que ahora da peces en un intermitente goteo. El último fue izado a tierra el pasado miércoles, día 20, en la zona libre, mientras que el domingo se pescó otro. Los aficionados, por si fuera poco, ya empiezan a notar el estiaje, si bien las condiciones del agua son óptimas, por más que las tormentas hayan enturbiado alguna de sus partes. Los salmones en este río pesan entre cuatro y cinco kilos.
En cuanto a las truchas, tampoco sus capturas están siendo muy generosas en el Nansa, aunque se lleva a cabo la práctica de la pesca de esta especie con relativa normalidad.
Por su parte, en el Pas permanece abierta la zona libre para la pesca de la trucha, aunque los cotos salmoneros hayan echado ya el cierre. Si la temporada del salmón fue calificada como «normal» en este río, el balance de la pesca de la trucha no es más feliz. Al contrario, los responsables ponen de manifiesto que la campaña es floja, con truchas pequeñas, que no dan la talla. Los pescadores, a menudo, deben soltar las capturas, dado su ínfimo tamaño. En cuanto al clima, éste sí acompaña. Pero debe tenerse en cuenta el menor número de pescadores. Y es que ya no es igual que al principio, cuando los ríos estaban llenos a diario. La gente va enfriándose.
Asimismo, aunque en los tramos cántabros del Deva, limítrofes con Asturias -de gestión compartida por ambas comunidades- no existe cupo anual de capturas, el río tiene establecido uno de 20 ejemplares, cifra que no se espera alcanzar. Lo que sí hay son truchas, pero, igualmente, pequeñas, que no dan la medida; un hecho que es más evidente que en los últimos años.
En el Asón, los pescadores de los tramos altos -donde más abundan las truchas- aseguran que no pican bien. Algo que podría deberse a las condiciones del agua, o al clima irregular. No obstante, el tamaño es óptimo. Algo parecido a lo que ha sucedido con los salmones. Algunos de los ejemplares capturados han llegado a pesar hasta ocho kilos.
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