La dorada pertenece al orden de los Perciformes y a la familia de los Sparidae (Espáridos). A esta familia también pertenecen otros peces muy conocidos como son el Sargo, la Mojarra , la Herrera , el Pargo, la Breca y la Salema entre otros. Su nombre científico es Sparus aurata., pero comúnmente se le llama Dorada, Cabezona o Zapatilla.
Las doradas tienen un cuerpo ovalado muy comprimido y alargado hacia la cola, la cual al ser grande, ancha y potente le permite moverse velozmente alternando, cuando es necesario, potencia y sacudidas muy bruscas.
El cuerpo está recubierto de escamas muy grandes y visibles, mientras que los ojos son pequeños. Presenta una cabeza maciza y la boca, baja, cuenta con labios carnosos y mandíbulas poderosas. La primera fila de dientes está compuesta por 4, 5 o 6 colmillos puntiagudos, sujetos a unas fuertes mandíbulas. Los dientes molares se sitúan tras los colmillos, en 4 o 5 filas.
Es de color gris con reflejos plateados y, si el dorso presenta reflejos azul dorado, el vientre tiende a claro. Los adultos alcanzan hasta 1 m de longitud y puede pesar entre 5-7 kg .
El nombre de dorada le viene de la mancha dorada que en el hocico une los ojos a otra mancha, negra. Y tiene también una mancha roja, cuya intensidad varía de un ejemplar a otro, a la altura del opérculo, cerca de las aletas pectorales.
Es una de las especies por excelencia dentro de la acuicultura marina. Las doradas de piscifactorías se diferencian de las salvajes por tener una coloración más apagada, así como las carnes más grasientas, debido a la alimentación a base de piensos y al sedentarismo a las que se hayan sometidas.
La dorada puede alcanzar unos 70 cm de longitud y un peso que en algunos casos puede superar los 8 kg .
El peso depende del sexo, ya que la dorada es hermafrodita; es decir, que nace macho para después transformarse en hembra. Normalmente la mutación tiene lugar al alcanzar 600 g de peso, que suponen el umbral más allá del cual el pez pasa a ser de sexo femenino. Esto explica por qué los ejemplares que superan los 40 cm son todos, salvo rarísimas excepciones, hembras. Algunos individuos actúan como machos toda su vida.
La dorada es un pez cuya actividad principal es diurna y es más activa con buen tiempo y suele desaparecer cuando se dan bajas presiones, tiempo nublado y fuertes vientos. La dorada suele llevar a cabo su reproducción entre los meses de septiembre hasta mediados de diciembre y provoca que también estén muy activas durante la noche.
La época del año más favorable para la pesca de la dorada es entre primavera y otoño, ya que en invierno se aleja mar adentro hacia fondos de profundidades de hasta 50 m , donde se reúne en grupos. La dorada es un pez que siente mucho el frío, por lo que difícilmente baja a profundidades mayores.
Podemos pescar doradas en el interior de los puertos o a lo largo de las escolleras exteriores, de los malecones o de las playas de arena, en las desembocaduras de los ríos (a veces tiende a remontarlos), en las lagunas donde encuentra cobijo durante el invierno y, sobre todo, donde puede hallar criaderos de mejillones y de ostras en los que producir estragos.
Dadas sus características, podemos optar, pues, por muchos cebos diferentes: el cangrejo vivo, el mejillón cerrado o abierto, la navaja, la sardina entera, la tita, el pulpito, la arenícola y el ermitaño.
Para la pesca deportiva, ante todo y tratándose de un tipo de pesca de espera, es conveniente emplear no menos de dos cañas, y a ser posible tres.
Lo normal para la pesca de la dorada es usar cañas para surfcasting de entre 4 y 4,5 m ; normalmente de tres tramos y bastante consistentes, con una puntera fuerte, pues deberá aguantar plomos pesados.
En las cañas se montará un carrete muy robusto que lleve nailon del 0,40. También podemos usar, para conseguir lances más lejanos, nailon del 0,20 o 0,25 que soporte alrededor de los 8 kilos, al que en la parte final insertaremos un puente de línea de 15 metros que vaya del 0,20 al 0,57, lo que nos permitirá realizar un tiro bastante potente sin peligro de romper la línea.
En cuanto al plomo usaremos el peso, según la caña, de entre 100 y 150 g . Tenemos dos opciones, usar la técnica del plomo corrido, más tradicional, que consiste en insertar la línea madre por dentro del plomo y luego mediante un esmerillón colocaremos uno o dos anzuelos a unos 50 y 100 cm respectivamente. O podemos usar los bajos de línea que crearemos con anterioridad a la acción de pesca. Consiste básicamente en un trozo de nailon que por un lado engancharemos a la línea madre por medio de esmerillones y por el otro tendremos otro esmerillón para enganchar el plomo. En la parte del medio hay muchas configuraciones aunque como ejemplo usaremos una pensada para especies desconfiadas como es la dorada:
La dorada, al meterse el cebo en la boca, primero le da vueltas y a continuación lo mastica para después alejarse; así, si nota aunque sea la más leve resistencia, lo deja todo y huye. La acción de pesca de la dorada es sencilla: después de pasar por el anzuelo el cebo escogido, lanzaremos mar adentro y, luego, dejaremos la caña apoyada en el terraplén, una roca o en las picas de playa. Una cosa muy importante es acordarse de aflojar el freno ya que la fuerza de embestida de la dorada puede partir la línea.
Apenas oigamos zumbar el freno, agarraremos la caña con una mano, estrecharemos a la caña el hilo con la otra y clavaremos con decisión, tras lo que le dejaremos a la dorada todo el hilo que haga falta para sus envites y carreras con el objetico de hacer que agote sus fuerzas.
Cuando veamos que ya remiten los cabezazos, comenzaremos a cerrar poco a poco el freno y a recuperar el pez hasta llevarlo a la boca de la sacadera. Si nos encontramos en la playa habrá que tener especial cuidado en los últimos metros, donde rompe la ola, ya que un mal movimiento o un tirón demasiado fuerte puede hacer que el pez con los mismos dientes rompa la línea.
Con la caña de lanzado se utilizan cebos para la dorada tales como la arenícola, el ermitaño, la navaja, la tita y la sardina entera. Es importante, si queremos llegar a capturar la dorada, colocar en el anzuelo los cebos de manera correcta
La dorada posee una dentadura importante, por medio de la cuál llega a alimentarse de almejas, navajas, ostras y mejillones, de los cuales tritura directamente la concha para comerse la carne del interior.
Precisamente gracias a su dentadura puede permitirse el lujo de variar continuamente su alimentación, que de todas formas es siempre esencialmente carnívora.
Se alimenta preferentemente de moluscos, como acabamos de decir, así como de peces de pequeño tamaño, tipo sardinas o pulpitos.
La dorada es un pez muy desconfiado, por lo que la colocación del cebo es una de las cosas más importantes cuando queremos obtener capturas de considerable tamaño.
Cebos mas importantes:
Cangrejo:
Ante todo habrá que procurarse ejemplares no demasiado grandes y conservarlos en un cubo con poquísima agua. Lo podemos ir a buscar entre las algas de la zona de playa donde rompen las olas, sirviéndonos de una pequeña red de mallas pequeñas y mango largo.
Para utilizarlo debidamente, tenemos que extirpar al cangrejo una de las patas posteriores, en cuyo lugar colocaremos luego, delicadamente, nuestro anzuelo, evitando ir a tocar el cuerpo del cangrejo.
Así puesto, el anzuelo será confundido por la dorada con una de las patas del cangrejo y no pondrá reparos en comérselo, primero aplastándolo y luego engulléndolo. Cuando, por último, intente alejarse, será el momento de clavar.
Mejillón:
El mejillón constituye desde siempre el cebo más apreciado por la dorada, lo que queda patente por el hecho de que, cuando consigue penetrar en un criadero, se los come de manera voraz.
En nuestro caso la dorada cogerá el mejillón cerrado por la parte de la punta, lo hará añicos lo dejará caer sobre el fondo para luego volvérselo a meter en la boca y masticarlo. Está claro, pues, que deberemos proceder al clavado al segundo toque.
Poliquetos:
También llamada lombriz de tierra. Al ser un gusano muy frágil, habrá que emplear un anzuelo de aguja cuya caña sea muy delgada, lo que comporta un cierto riesgo en cuanto a resistencia, de hecho la dorada, con su volumen, consigue enderezar sin problemas anzuelos bastante más fuertes.
La arenícola se anzuela de manera que forme un mechoncito que deberá tapar totalmente el anzuelo. Usualmente se usan lo que se denomina aguja de cebar y consiste en introducir previamente la lombriz en la aguja para después, insertando la punta del anzuelo en un extremo, traspasar todo el gusano al anzuelo y parte del hilo.
La arenícola que generalmente la encontramos en la tienda y nos la proporcionan con serrín. Puede conservarse dentro de una caja de polietileno con poca agua, que tendremos la precaución de cambiar a menudo.
Cangrejo ermitaño:
Ante todo deberemos procurárnoslo directamente por medio de los barcos pesqueros (que se los encuentran en las redes) o en la pescadería.
Para su conservación basta ponerlos en un cubo con poca agua, que deberemos cambiar a menudo ya que pronto se ensucia.
La dorada, a pesar de su poderosa dentadura, no muerde la concha del ermitaño porque contiene actinia, que le irrita la boca. Deberemos romper con un martillo la concha, evitando lastimar el cuerpo del crustáceo, Luego lo pasaremos por el anzuelo, tras haberle quitado las dos pinzas anteriores, atravesándole el abdomen hasta el punto en que empieza la cabeza.
Navaja:
Podemos utilizar las que encontraremos en la playa tras una gran marejada o bien, a falta de estas, comprarlas en la pescadería. Para utilizarla de anzuelo abriremos las valvas y extraeremos la parte carnosa del interior, por la cual pasaremos una aguja de cebar y daremos varias vueltas de hilo elastico para evitar que se salga durante el lance. Después pasaremos al anzuelo con cuidado y terminaremos la, operación dejando el anzuelo en el pie musculoso.
Si la navaja no es fresca, es mejor haberla tenido un par de días en sal con lo que conseguiremos que este más dura y no hará falta hilo elastico para el lance.
La navaja junto a la tita es, sin duda, uno de los mejores cebos para la pesca de la dorada.
Tita:
Nos serviremos de una aguja de cebar, que no tenga punta, para intentar atravesar el gusano, por la probóscide, intentando que no se escape el líquido por el que está compuesto, después pasaremos el hilo por el interior de la aguja (por la parte donde no está el anzuelo) para que al retirar la aguja que dentro del gusano. Bajamos la tita para que cubra el anzuelo de aproximadamente el nº4. Si la tita es muy grande podremos también abrirla y usar trozos de la misma como si de chipirón se tratase.
Podemos conseguir titas en las tiendas de artículos de pesca, normalmente en cajas con unos trocitos de algodón humedecidos o piedrecitas. Pueden ser de color marrón o de color rosado.
Evitaremos comprarlas congeladas.
Sardina:
Habrá que utilizar un bajo de línea muy especial que lleve, en la parte superior del anzuelo final, otros tres colocados a una distancia de unos 4 cm el uno del otro.
Se ha de clavar el anzuelo en una branquia de la sardina, mientras que los otros tres se introducirán en el cuerpo. Luego efectuaremos dos nudos de nailon en torno a la cola para que los anzuelos no puedan salirse del cuerpo durante el lanzamiento. Para el bajo de línea podemos utilizar nailon del 0,25 armado con anzuelos del nº4 o del nº 6.
La compraremos un día antes en la pescadería y le echaremos abundante sal para que endurezca, o la podemos comprar en la tienda de pesca donde nos la proporcionan ya salada.
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