La A-6 cuenta, en el tramo de entrada y salida de Madrid, con un
carril denominado Bus-VAO (vehículos de alta ocupación) que se
habilita en una u otra dirección para descongestionar
el tráfico de la
carretera nacional y que solo puede ser utilizado por autobuses y vehículos ocupados por dos o más
personas. La conducción por este carril de un coche en el que viaje solo una
persona es una infracción recogida en el Reglamento General de Circulación que
acarrea una multa que asciende a los 200 euros, sanción que pretendía evitar el
conductor sorprendido por la
Guardia Civil de Tráfico con un maniquí de mujer acomodado en el asiento del copiloto.
Pese a la
picaresca desplegada por el conductor infractor, una patrulla del instituto
armado sospechó de la extraña «inmovilidad» de la acompañante del conductor,
una muñeca de aspecto bastante real, ataviada con una peluca y gafas de sol.
Los hechos
ocurrieron el martes de la semana pasada, a las 08.45 horas, cuando unos
agentes de la Guardia
Civil verificaban la correcta circulación por el Bus-VAO de la A-6, que
suele abrirse en horario de atascos. En el carril en dirección a Madrid,
observaron un turismo que circulaba con una persona en el asiento del copiloto que les resultó extraña. Tras dar el alto al vehículo, los
agentes comprobaron que en el coche viajaba solo el conductor y lo que parecía
una mujer sentada a su lado era un maniquí «perfectamente caracterizado y
completamente vestido». Para dar más crédito a su engaño, el conductor había
puesto el cinturón de su seguridad a su muñeca acompañante.
Ni la poca
luminosidad, ni el tratarse de hora punta, ni la sofisticada elaboración del
maniquí lograron que el cabo Andrés, de la Guardia Civil , no se
percatase de que esa persona tan rígida y pálida que viajaba junto al conductor
del vehículo se trataba de un maniquí. Su color de piel la delató.
La escena
parecía sacada de una película de Hollywood: un brillante deportivo de color
negro con un conductor embutido en un traje negro y su acompañante luciendo un foulard que sobresalía por la ventanilla y con
los primeros rayos de la mañana reflejándose en sus glamurosas gafas de sol.
Todo
marchaba sobre ruedas hasta que el sol traicionó a la pareja al pasar justo
delante de una patrulla de la
Guardia Civil , que hacía su trabajo rutinario de vigilancia
en un carril habilitado en horas puntas para vehículos ocupados por más de una
persona, maniquíes incluidos.
Fueron
apenas dos segundos, pero más que suficientes para que el cabo Andrés hiciera
gala de su agudeza visual al percatarse de que algo raro viajaba en ese coche.
«El color de
la piel y la posición tan rígida de esa persona me hicieron dudar», ha relatado
el cabo, quien dubitativo alertó a su compañero, situado 25 metros más adelante,
del carácter sospechoso del vehículo.
Cuando el
conductor paró su coche los guardias civiles no daban crédito. «Tuvimos que
acercarnos hasta un palmo de la cara para verificar lo que estábamos viendo»,
ha comentado el guardia civil, al que solo le faltó tocar al muñeco con un dedo
para corroborar el engaño.
Entre la
incredulidad, la vergüenza y con una media sonrisa dibujada en su cara, el
conductor trató de salir al paso de la situación. «Me habéis pillado», dijo
nada más bajarse del Alfa Romeo mientras los tres protagonistas de la escena,
cuatro si incluimos a su tímida acompañante, aguantaban la risa sabedores en
todo caso de que se trataba, en definitiva, de una infracción.
Por este
motivo, el conductor optó por la única vía que le quedaba, visto que el plan A de su maniquí le había fallado, se
disculpó repetidas veces pues como él mismo aseguró a los agentes: «es
evidente».
No hay que
desmerecer, no obstante, el sofisticado trabajo del maniquí, perfectamente
caracterizado con peluca y gafas de sol, y completamente vestido, que al
contrario del conductor, si respetó escrupulosamente las normas de circulación
al llevar abrochado el cinturón de seguridad.
Un suceso
que según relata la propia Guardia Civil ha dado pie a muchos temas de
conservación entre los compañeros, justamente aquello de lo que carecía la
curiosa pareja. Un triste final para los viajeros que ya no podrán evitarse más
atascos ni ahorrarse combustible al utilizar el Bus-VAO de la A-6 , una vía de «alta
ocupación» que se abre en horario de atascos.
Por ello, ha
señalado el cabo Andrés, «prestamos especial atención a todos los vehículos»
porque la capacidad de imaginación del ser humano para evadir la ley es
asombrosa. Asientos de bebés, muñecos con biberón incluido, muñecas hinchables
y hasta una mujer que viajaba con su perro sentado en el asiento delantero y
que llegó a decir al agente que para ella su perro «es como una persona».
Incluso se
dio el caso de un joven estudiante que utilizó el carril Bus-VAO, acompañado de
un maniquí de cartón piedra, alegando que era su trabajo final de Bellas Artes.
No obstante,
ninguno de los casos sobresale por el laborioso trabajo del maniquí, el más
elaborado que los agentes hayan visto jamás, que realizó en su momento el
conductor infractor, que se enfrenta a una multa de 200 euros.
Al menos,
como en la película, siempre le quedará el maniquí, puesto que no fue
decomisado ni arrestado por la Guardia Civil. Solo lo cubrió con una chaqueta
para que siguiera su camino al margen de las miradas.
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