viernes, 23 de noviembre de 2012

La trucha riojana vuelve a sus cauces





Nuevos moradores pueblan los ríos riojanos desde hace algunas semanas. La Dirección General de Medio Natural ha finalizado la campaña de repoblación de truchas que comienza en octubre y que persigue devolver el equilibrio a los principales cauces de la región. Este equilibrio se rompe ya que muchos de nuestros ríos abandonaron el régimen natural, al contar con un caudal regulado por embalses o porque los pescadores proceden a la captura de peces (en la última campaña se expidieron unas 11.000 licencias de pesca en La Rioja).

De no ser por esta acción, la trucha fario mediterránea, la autóctona de la región, habría desaparecido de nuestros cauces. Al proceso de repoblación le precede un estudio de situación que marca el número de truchas y las edades que se deben introducir en cada tramo; en función de parámetros como la calidad del agua, el volumen del caudal, la serie histórica o la capacidad de producción potencial de cada sección de río. «Nunca podremos sobrepasar ese índice», explica el director general de Medio Natural, Miguel Urbiola.





Estos estudios determinaron que los cauces que han sido este otoño objeto de la repoblación (Iregua, Najerilla, Oja, Tirón y Leza) han saludado la llegada, en su conjunto, de 196.161 alevines de trucha autóctona (truchas de seis meses) y 56.750 añales (de un año y medio).

Con los datos en la mano, el protocolo moviliza cada vez que se traslada una cuba desde la piscifactoría de Brieva de Cameros -donde se cría la fario riojana- a una decena de personas, entre técnicos, guardas o retenes, que conduce a la reina de nuestros ríos en camiones oxigenados hasta el tramo concreto donde emprenderán una nueva vida. Alevines y añales cumplen una misión distinta. «Ahora soltamos alevines (de 7-8 centímetros) para que se aclimaten a los ríos, vayan creciendo y se defiendan mejor cuando se inicie la temporada de pesca en febrero o marzo. En cambio, los añales, que ya cuentan con entre 18-20 centímetros, están listos para que cuando se inaugure la campaña presenten una talla apta para la pesca (20-22 centímetros)», indica Urbiola.




El tratamiento difiere según la sección del curso fluvial. Los tramos de alta montaña actúan como reservorios de poblaciones puras, por lo que en estas cabeceras nunca se interviene. De ahí se sacan cada cuatro años truchas macho con las que fecundar a las hembras de la piscifactoría de Brieva para renovar la sangre de la trucha riojana y evitar la consanguinidad. Así, la mayor incidencia de las repoblaciones se concentra en los tramos bajos, adonde también acude el mayor número de pescadores. El proceso asegurará las capturas la próxima primavera. Luego habrá que volver a empezar.

  

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