miércoles, 21 de noviembre de 2012

Resistencia a los antibióticos en los peces, una amenaza para la salud


Una trucha arco iris afectada por la bacteria Flavobacterium psychrophilum


Los científicos creen que el aumento de la cantidad de bacterias resistentes a los antibióticos y la propagación de este fenómeno se deben en parte a que la industria acuícola presta poca atención al uso de antibióticos. Esto es particularmente preocupante porque los antibióticos utilizados en la medicina veterinaria y en la acuicultura pertenecen al mismo grupo de antibióticos que los usados para los seres humanos.
Como parte de su proyecto de investigación doctoral en la Escuela Noruega de Ciencias Veterinarias, Syed Ali Shah Qaswar estudió la base genética de la resistencia a los antibióticos en bacterias aisladas del salmón noruego. Utilizó en sus estudios bacterias resistentes a las quinolonas obtenidas a partir de aislamientos de la bacteria Flavobacterium psychrophilum en truchas arco iris y de Yersinia ruckeri en salmones del Atlántico. Estas bacterias causan la enfermedad bacteriana de agua fría en la trucha arco iris y la enfermedad de la boca roja en el salmón.
La resistencia a las quinolonas -uno de sólo un número limitado de agentes antibióticos permitidos- debe ser manejada con restricciones, con una mayor atención en la prevención de la infección y el desarrollo de una vacuna contra el patógeno Flavobacterium psychrophilum para prevenir la infección.
Shah también estudió bacterias aisladas -obtenidas de piscifactorías de carpa de agua dulce en Pakistán, granjas de tilapia en Tanzania y granjas de peces en Chile y Noruega- para descubrir genes como códigos de resistencia a los antibióticos utilizados en la medicina veterinaria. Y encontró que muchas de las bacterias aisladas eran resistentes a varios tipos diferentes de antibióticos.
Los aislamientos de bacterias provenientes de granjas de agua dulce tenían más bacterias resistentes, y Shah descubrió resistencia a los antibióticos en aislamientos de granjas de agua dulce que no habían usado antibióticos. Esto ocurre cuando fertilizantes de los animales de granja se utilizan como alimento para los peces de piscifactoría.
El investigador encontró más bacterias resistentes a los antibióticos en las cepas aisladas de agua de mar de Chile que en las de Noruega, probablemente por el uso excesivo de antibióticos en Chile: aproximadamente 840 g de antibióticos por cada 10.00 kilos de pescado en 2008, en comparación con aproximadamente 1 g por cada 1.000 kilos de pescado en Noruega.
Cuando se administran antibióticos a los peces de cultivo, el entorno también está expuesto directamente cuando las heces de los peces caen en los sedimentos. Muchas de estas sustancias antibióticas se descomponen lentamente, de modo que forman una acumulación de antibióticos en el medio ambiente circundante, lo que a menudo da origen a bacterias locales resistentes a los antibióticos.
Esta evolución puede conducir a un reservorio de bacterias resistentes que propagan esta resistencia a través de la transferencia horizontal de genes. Numerosas bacterias acuáticas y bacterias que afectan a los humanos son parte del mismo grupo, tales como las Aeromonas, Acinetobacter, Kluyvera, Vibrio y Yersinia, y esto facilita la transferencia de genes resistentes a las bacterias a otras bacterias del grupo.
 "La presencia de factores idénticos en bacterias que se encuentran en ambientes acuáticos y agentes patógenos clínicos es una prueba clara de que los genes resistentes de bacterias en la acuicultura se han diseminado a los patógenos humanos", informó la Escuela Noruega de Ciencias Veterinarias.
"Se cree que el principal reservorio de genes resistentes a los antibióticos existe en los entornos acuáticos, y las bacterias patógenas de peces representan una posible etapa intermedia en la transferencia de la resistencia de los ambientes acuáticos a bacterias resistentes en la tierra."

 

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