El pescador Juan Gutiérrez, de «Las Mestas del Narcea», suelta alevines en el Narcea, en la zona de Quinzanas, en Pravia
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Las críticas de la Coordinadora Ecoloxista de Asturias a la captura de salmones para repoblación en la escala del embalse de El Furacón, en Trubia, han sido respondidas por la Sociedad de Pescadores «Las Mestas del Narcea», encargada de gestionar las capturas en la piscifactoria de Quintana, en Pravia. «Es una obra impresionante para la subida de los salmones, pero ¿cómo bajan al mar? Es imposible. Es muy guapo que se pretenda que suban el río pero no sobreviven a la bajada», afirma Enrique Berrocal, presidente del colectivo, quien añade: «Entiendo lo que los ecologistas defienden, pero (si remonta la presa) el salmón va a morir, es un sinsentido».
Berrocal explica que es «prácticamente imposible que los salmones encuentren la bajada que les pusieron; bajan con muy pocas fuerzas y hay más agua estancada de lo normal, por lo que se acercan a las orillas y mueren». El presidente de «Las Mestas del Narcea» precisa que los salmones que consiguen descender «sólo pueden bajar por las turbinas y un salmón adulto llega abajo en trozos». Además, con el remonte de los salmones tampoco se garantiza el desove debido al calentamiento del agua en la zona cercana a la térmica de Soto de Ribera.
En cuanto a los esguines, según un estudio de la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos, «tan sólo el 60% pasa las turbinas y luego están los embalses de Valduno I y II, donde se quedan, en cada uno, otro 60%» de los que han llegado hasta ahí. Este año se dejará subir un porcentaje de salmones y otros serán capturados para la piscifactoria de Quintana, donde ya hay seis machos y cuatro hembras.
Los salmones que se están capturando en el embalse de El Furacón pasarán unos meses en la piscifactoria de Quintana, hasta la primavera, cuando se repoblarán las cuencas del Narcea y del Nalón. En la primera, el embalse de Calabazos (Tineo) impide la subida de los salmones a desovar a las zonas más altas del río. Muchos de ellos se desvían al río Pigüeña, en Belmonte de Miranda y Somiedo.
Subir El Furacón, por lo tanto, no garantiza el desove ni la supervivencia de los salmones, según los pescadores de la sociedad «Las Mestas del Narcea».
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