Turbina. La de San Esteban II es una de las dos más potentes de la Europa occidental. El caudal nominal es de 200 megavatios por segundo |
Iberdrola ha concluido con éxito las pruebas de puesta en marcha de la central hidroeléctrica de San Esteban II, que añade a la planta original de San Esteban una potencia de 176 megavatios. Tras cuatro años de trabajos se ha conformado el mayor complejo hidroeléctrico de Galicia, con 440 MW de capacidad instalada y una producción estimada de más de 1.000 gigavatios hora.
Para llevar a cabo las pruebas, el equipo de Iberdrola mantuvo el generador funcionando a su potencia máxima durante 15 horas continuadas, comprobando que es capaz de entregar a la red hasta 185,33 MW en unas condiciones óptimas de salto y caudal. El grupo hidráulico es capaz de turbinar un caudal de agua de 200 m3 por segundo. La compañía ha invertido, desde que comenzó a desarrollar la nueva central, un total de 127 millones de euros y ha empleado, en los picos de trabajo de la obra, a más de 300 profesionales, de los que el 60 por ciento es gallego o residente en Galicia.
Las pruebas de puesta en marcha han sido un éxito y el próximo mes de febrero Iberdrola iniciará la explotación comercial de la central hidroeléctrica de San Esteban II (cañón del Sil), que añadirá a la planta original una potencia de 176 megavatios, para convertirse en el mayor complejo hidroeléctrico de Galicia, con 440 megavatios. La producción estimada es de 1.000 gigavatios hora, que equivale, aproximadamente, al consumo medio anual de más de 600.000 personas, casi el doble de la población total de la provincia de Ourense.
En la actualidad el equipo de San Esteban II está operativo, pero en pruebas, para cumplir con los trámites administrativos que exige el mercado eléctrico, pero en poco menos de un mes la central funcionará sin ningún tipo de restricciones. Para llevar a cabo las pruebas, desde la empresa eléctrica se ha mantenido el generador funcionando a su potencia máxima durante 15 horas continuadas, comprobando que es capaz de entregar a la red hasta 185,33 megavatios en condiciones óptimas de salto y caudal. El grupo hidráulico es capaz de turbinar un caudal de agua de 200 metros cúbicos por segundo. Durante los cuatro años que han durado los trabajos se han invertido 127 millones de euros en unas obras que necesitaron de 300 profesionales. Minimizar el impacto visual fue uno de los objetivos de Iberdrola, que decidió alojar toda la instalación en una caverna. Para ello, fue necesario, en el año 2009, bajar el caudal del embalse en unos 30 metros para iniciar la construcción del nuevo circuito hidráulico.
Desde la toma, en el propio embalse de San Esteban, parte el túnel de siete metros de diámetro por donde pasa el agua hasta la caverna, situada unos 100 metros por debajo del nivel del suelo, en medio de la montaña. Es en este lugar en donde se encuentra la turbina. Con una potencia de 175 megavatios y un caudal nominal de 200 metros cúbicos es una de las dos más grandes existentes en la Europa occidental.
Hay que tener en cuenta que la suma de las cuatro turbinas que alberga la planta original es de 300 metros cúbicos. Para instalar la turbina en el interior de la caverna fue necesario excavar bajo tierra un entramado de galerías -auxiliares y definitivas-, utilizar unos 30.000 metros cúbicos de hormigón y varios kilómetros de cables. Unos trabajos que desde la empresa se definen como uno de los proyectos de ingeniería más relevantes de la historia reciente de Galicia.
Iberdrola se planteó la ampliación de San Esteban, según indica el responsable de la compañía en la cuenca del Sil, Miguel Ángel López, porque durante varios meses al año el caudal del río en su tramo final es superior a la capacidad de turbinación para poder aprovechar el agua. «Con lo cual tiramos tres meses de media al año abriendo las compuertas y vertiendo el agua sin poder utilizarla para producir energía», explica. Tampoco fue casual el momento. «La eólica es variable y no garantiza que en horas punta haya energía suficiente en la red eléctrica por eso el Gobierno decidió que en la medida de lo posible se aumentara la potencia en las centrales hidráulicas y así compensar la variabilidad de la energía eólica».
La central de San Esteban II está concebida para el consumo en las horas punta. Esa es su razón de ser. Unida a su construcción se encuentra la ampliación de San Pedro, aguas abajo. Ambas centrales están diseñadas como embalse y contraembalse. Por eso hasta la terminación de las obras de San Pedro la central de San Esteban no funcionará al 100 % de su rendimiento. Los responsables de Iberdrola explicaban ayer que los trabajos en este segundo punto se iniciarán en la primavera de este año y que podrán concluirse en el 2016, tras haber invertido alrededor de 54 millones de euros.
«San Esteban producirá energía en las horas que haga falta, y en el resto del tiempo puede parar. Aguas abajo está San Pedro, contraembalse, que está en base, y cuya función será anular las puntas que vierta San Esteban. Por eso es necesario ampliar San Pedro para modular el caudal del río», subraya Miguel Ángel López. En la actualidad dispone de 40 megavatios de potencia instalada y será aumentada en otros 25.
La tercera gran obra hidráulica pendiente de Iberdrola en el Sil es la central de Santa Cristina (A Teixeira). Una estación de bombeo que todavía no tiene fecha de inicio y que desde su anuncio ha suscitado múltiples rechazos por parte de asociaciones y grupos ecologistas. Iberdrola pretende construir en en esta zona del cañón del Sil la mayor estación de bombeo de Galicia, con un potencia de 750 megavatios que podría producir 918 gigavatios hora anuales, lo que viene a ser el 0,37 % del consumo eléctrico total de España. Un proyecto en el que se invertirán 520 millones de euros y que generará cerca de 500 empleos directos.
La construcción de una balsa sobre el cañón que recogería el agua bombeada en horas valle, cuando la energía es más barata, y que la devolvería en momentos de gran demanda es, además de un proyecto novedoso, la principal causa de desacuerdos con los ecologistas que aseguran que se trata de una zona protegida por Red Natura. La empresa, sin embargo, mantiene que esta balsa, único elemento visible de todo el entramado, se ha desviado unos dos kilómetros del cañón del Sil para evitar el impacto visual.
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