Las primeras lampreas capturadas en la primera marea del año, en el río Miño, pudieron contemplarse ayer. El pescador tudense Antonio Piña mostró uno de los escasos ejemplares conseguidos en estos días de inicio de campaña. La escasez en esta "maré" se espera que varíe en las próximas jornadas, con más abundancia de este pez primitivo, tan apreciado por muchos gastrónomos, amantes de su peculiar sabor y aspecto.
Grandes cambios marcan la actividad complementaria a la pesca de la lamprea en este año 2013, pues, al igual que en el caso de la angula y de otras especies del Miño, se aplican las medidas que exige el Plan de Gestión de la Pesca del río Miño que obliga a darse de alta en la Seguridad Social para ejercer la pesca fluvial. También implica, como se viene haciendo en el caso de la pesca de la angula, la utilización de la guía de transporte, debidamente cumplimentada con todos los datos sobre el pescador, número de licencia, embarcación, peso del producto y precio.
El comprador viverista será quien lleve hasta la lonja de A Guarda, que gestiona la Confraría de Pescadores Santa Tecla, el resguardo que servirá para registrar los datos. La lonja pagará el importe de la venta al pescador y cobrará lo que corresponda al comprador.
Antonio Piña no tenía ayer claro algunos de estos pasos, ni el precio que cobrará por cada ejemplar. En el pantalán de los pescadores de Tui, únicamente era él y su barca quienes salían a probar suerte en una noche apacible, en el tramo de río Miño desde Caldelas hacia abajo. En el pantalán siguieron amarradas más de una decena de barcas.
Antonio Piña muestra la lamprea que pescó la noche anterior |
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