Aunque para muchos la pesca es un deporte relajado, lo cierto es que en ocasiones se producen accidentes y que ningún pescador está exento de tener algún problema, por lo que es conveniente conocer unas medidas básicas de seguridad que pueden ahorrarnos más de un disgusto.
En ocasiones, el entorno en el que se desarrolla y el equipo necesario para la práctica de esta actividad (que consta de ciertos elementos que resultan de por sí peligrosos); pueden hacer que, lo que en principio iba a ser una apacible jornada de pesca se complique innecesariamente. Vamos a ver que factores hay que tener en cuenta para prevenir en la medida de lo posible estas situaciones.
Cualquier actividad, practicada en compañía, resulta siempre más segura. Por eso nuestro primer consejo es que intente buscar un compañero de pesca. Esto resulta, sin duda, la mejor idea para mejorar la seguridad de cualquier jornada de pesca.
Las consecuencias de un posible accidente se verán minimizadas si contamos con alguien a nuestro lado que pueda ayudarnos en el momento crítico. Tener el apoyo de un compañero para salir del río si nos vemos apurados, o para sacar un anzuelo de una zona
complicada, para buscar refugio...etc.
La pesca en compañía siempre resulta más animada; pero existen casos y/o jornadas en los que no será posible y nos veremos obligados a acudir solos a pescar. Siempre que sea así deberemos dejar aviso del lugar al que tenemos pensado acudir, así como una hora estimada de regreso. Es importante que las personas cercanas a nosotros sepan siempre dónde deberían acudir en nuestra búsqueda en caso de que tardemos más de lo acordado.
Tal vez simplemente nos habremos caído y torcido un pie, pero esa pequeña caída puede suponer que necesitemos de ayuda para incorporarnos y seguir caminando.
Para solucionar pequeñas emergencias, es muy apropiado llevar un botiquín con una serie de componentes básicos.
Entre éstos deben encontrarse:
Apósitos estériles de distinto tamaño, surtido de apósitos adhesivos, esparadrapo, antiséptico suave (tintura de yodo), algodón hidrófilo, toallitas antisépticas, aguja, vendas adaptables, imperdibles de distintos tamaños, pinzas, tijeras de extremos romos, frasco pequeño de amoniaco y crema para el sol.
Algunas consideraciones especiales a tener en cuenta son:
• Si precisamos de alguna medicación especial (broncodilatadores, antihistamínicos, insulina,...) la deberíamos de llevar con nosotros.
• El botiquín y medicamentos deben de ser revisados con cierta regularidad con el fin de reponer el material caducado o gastado.
• En el caso de tener alergia a algún medicamento o tener alguna otra consideración especial, deberíamos llevar una chapa identificativa.
• No administraremos ningún tipo de medicamento a no ser que sea bajo prescripción médica.
La ropa debe estar acorde a las condiciones climáticas, sobre todo en invierno, para preservarse del frío. El calzado debe ser impermeable y con suela antideslizante que evite en la medida de lo posible resbalones al pisar sobre piedras húmedas o limo. Pondremos la máxima precaución al caminar por terrenos con gran cantidad de barro o sobre sedimentos poco compactados.
Gorro de abrigo, guantes, ropa térmica... serán necesarios para no quedar literalmente congelados en el río. A primera hora de la mañana, metidos en el río, con la humedad calándonos hasta los huesos... no resulta nada cómodo pescar y, lo peor, puede ser ciertamente peligroso.
Pero de la misma forma en que el frío puede resultar peligroso, lo es el calor. La jornada de pesca puede durar muchas horas y estar bajo el sol supone también una serie de riesgos que van desde una insolación a auténticas y dolorosas quemaduras en la piel. Gorra, gafas de sol y crema protectora resultan sin duda elementos básicos en los bolsillos de cualquier pescador que se dedique a esta actividad en una jornada soleada.
Ojo con las tormentas: este fenómeno de la naturaleza, que para muchos pescadores es augurio de una buena jornada, puede suponer también una serie de riesgos que conviene conocer.
Los materiales de carbono con los que actualmente se realizan nuestras cañas son unos excelentes conductores de la electricidad y actuarán como auténticas antenas que atraen con facilidad los rayos. Es muy importante no subestimar esta cuestión, pues estamos hablando de un peligro mortal.
Es fundamental saber a que distancia está la tormenta. Y hay un método muy sencillo. Sabiendo que la luz va a 300.000 km/seg.(es decir es casi instantáneo) y el sonido a 340 mts/seg. podemos averiguar mediante una operación matemática mental a que distancia caen los rayos. Debemos contar los segundos entre la luz y el sonido y ya está. Por ejemplo, si el intervalo resplandor-sonido es de 10 segundos, sabemos que los rayos están cayendo a 3.400 metros (es seguro pescar). Cuando el intervalo es muy corto, peligro, están cayendo al lado.
Yo uso mucho estos cálculos puesto que cuando truena es cuando mejor se pesca.
Si no se está muy seguro de lo anterior, es mucho más inteligente cerrar la caña y buscar un buen refugio en el momento mismo en que escuchemos el primer trueno.
Por último si estamos pescando aguas abajo de una presa, debemos informarnos previamente de la frecuencia de los desembalses, y en todo caso, estar siempre atentos al nivel del agua. En estas condiciones, la zona de pesca ideal será aquella que nos permita salir rápidamente de la orilla y ponernos a salvo.
Si vamos a meternos en el río, la primera y más importante consideración que debemos tener presente es que es imprescindible conocer nuestras propias limitaciones y no intentar realizar proezas físicas para intentar alcanzar una determinada zona de pesca, arriesgándonos a una caída o a un desfallecimiento.
Para introducirnos por el medio de cualquier río con un vadeador precisamos tener no sólo unas buenas piernas y unas condiciones físicas envidiables, sino también y mucho más importante, mucha inteligencia.
Aunque la experiencia es un grado, muchas veces es también la culpable de que el pescador se tome unas innecesarias confianzas con el río, que sólo pueden conllevar algún susto.
Algunos consejos:
• Entrar en la corriente de lado: de esta forma la superficie de resistencia será menor.
• No se fíe del aspecto exterior del río, la imagen que presenta la superficie puede no transmitir de forma real la fuerza de la corriente.
• Siempre que sea posible, trate de moverse a favor de la corriente, se cansará menos.
• Nunca levante un pie sin tener el otro firmemente asentado, es la única forma de tener un punto de apoyo firme en caso de perder el equilibrio.
¿Quién no se ha clavado un anzuelo?, se trata de un incidente mucho más que común en cualquier día de pesca. Si por cualquier circunstancia se nos clava un anzuelo con cierta profundidad, lo mejor es acudir al centro médico más próximo antes de intentar extraerlo usted mismo.
Si la clavada es superficial, podemos intentar extraerlo nosotros mismos, la forma más correcta de proceder será la siguiente:
1.- Cortar el nylon.
2.- Si se trata de un anzuelo con arpón, deberemos empujarlo hasta que atraviese y aparezca la punta. Al hacerlo no debemos dudar: empujaremos con fuerza para que pase a la primera. Una vez conseguido, cortaremos el anzuelo por su curva con un cortauñas o
un alicate y extraeremos la parte clavada.
3.- Por supuesto habrá que lavar la herida al finalizar. Si un anzuelo o cucharilla se queda enganchado en la vegetación, una piedra, un tronco, planta, etc... debemos tener mucho cuidado al intentar desengancharlo. Nunca debemos mirar directamente hacia donde está enganchado el anzuelo, pues se corre el riesgo de que al recuperarlo se nos clave en la cara. ¿Se imagina que la clavada se produjera en uno de nuestros ojos? La situación sin duda cambiaría, complicándose en exceso. Hay que acudir de inmediato al médico más cercano en búsqueda de ayuda.
Para evitar que sucedan este tipo de accidentes lo más importante es, evidentemente, tratar de proteger los ojos. Unas gafas resultan sin duda la mejor de las opciones. Con la finalidad de proteger podrán servirnos unas simples gafas de sol, si bien lo más recomendable será decantarse por unas gafas de pesca ya que, además de contar con protecciones especiales, podremos adquirirlas con cristales polarizados, que facilitan la visión en el río.
Otra situación de riesgo se produce cuando procedemos a desanzuelar un pez, para ello es conveniente usar las herramientas adecuadas como atrapapeces y desanzueladores si son necesarios.
El cuchillo o navaja de pesca también es el responsable de no pocos accidentes que, aunque no suelen resultar graves, sin duda podrán causar alguna incómoda lesión.
A la hora de elegir un cuchillo para la pesca hay que tener en cuenta que su función no es la de pinchar, sino simplemente la de cortar. Por lo tanto no será necesario que tenga punta, todo lo contrario, lo más adecuado es prescindir de ella puesto que suele ser la causante de las lesiones antes comentadas.
Tampoco necesitaremos un cuchillo de grandes dimensiones, que sólo nos supondrá un peso añadido en nuestro chaleco. Sin duda resulta más cómodo de transportar y de usar una pequeña navaja bien afilada que cumpla correctamente con las pocas funciones que se le exigen.
En cuestión de primeros auxilios, daremos algunos consejos básicos de socorrismo, con la finalidad de evitar que, incidentes de mínima gravedad, se conviertan en un problema más acusado. Tengamos siempre presente que para lograr un resultado óptimo ante un caso de emergencia se debe actuar rápida y eficazmente, y, siempre que se tenga alguna duda sobre el modo de realizar una cura es preferible no hacerlo y recurrir a un profesional.
Picaduras: Debemos tener en cuenta que las reacciones alérgicas pueden agravar considerablemente el estado físico de la persona afectada. También va a influir el número de picaduras y su localización.
Para una picadura por aguijón, si éste permanece incrustado en la piel, debe retirarse con unas pinzas y la zona afectada cubrirse con una compresa empapada en amoniaco o en agua fría para aliviar el dolor.
Otra picadura muy común es la de las garrapatas. Por lo general no solemos darnos cuenta de su presencia hasta trascurrido un tiempo, a veces considerable. Si la garrapata está ya adherida a nuestra piel, no debemos tratar de arrancarla tirando de ella, pues se corre el riesgo de que parte de su cuerpo quede en el interior de nuestra piel, con el consiguiente riesgo de infección. Lo mejor es cubrirla con aceite, vaselina, o cualquier pomada, impidiendo así la respiración del ácaro, al cabo de un tiempo suele desprenderse.
Una vez liberada, debemos lavar con agua y jabón la herida, utilizando posteriormente un antiséptico. Si la picadura se inflama o aparecen estados febriles, deberemos acudir inmediatamente al médico.
Cuerpos extraños: El clavarse una astilla, vidrio o metal es una de las heridas más frecuentes y molestas en una jornada de pesca. Cuando dicha astilla no sobresale de la piel, es conveniente limpiar la zona e intentar extraerla con unas pinzas esterilizadas. Una vez extraída, limpiaremos la zona con un antiséptico. Si no sabemos o no podemos extraerla, se debe pedir la ayuda de un especialista y preguntar por una posible inmunización.
Otra situación habitual es que cuerpos extraños como arena o pequeños insectos se nos metan en el ojo. Cuando ocurra esto, debemos pedir ayuda a otra persona y, sobretodo, no frotarnos el ojo. Esta persona debe bajar el párpado inferior o subir el superior para localizar la partícula. Una vez localizada y con la ayuda de una gasa esterilizada humedecida o el pico de un pañuelo, extraerla cuidadosamente.
Si nos clavamos algún objeto lo mejor es no extraerlo. Deberemos inmovilizarlo con algún vendaje e ir al centro sanitario más próximo para que efectúen las curas adecuadas.
Heridas: Las heridas, por pequeñas que sean, siempre pueden complicarse por las infecciones. Para evitarlo, lo mejor es limpiar tanto la zona afectada como sus alrededores con abundante agua fría. Si dentro de la herida hay intrusiones de vidrio, arena, etc..., se retirarán cuidadosamente. Una vez limpia y desinfectada, se cubrirá con un apósito, que siempre debe incluir la herida y parte de la zona de alrededor.
Por pequeña que sea una herida no se debe aplicar sobre ella algodón hidrófilo u otro material que deje restos (pelusa, etc.) así como tampoco se deben retirar objetos que parezcan directamente clavados en la herida, ya que podrían estar obstruyendo o impidiendo una hemorragia mayor.
En los casos en los que la herida sea de gravedad, se procederá a disminuir la hemorragia presionando directamente sobre la herida y elevando el miembro. La primera venda no se retirará aunque esté completamente llena de sangre. Solo en caso de amputación, aplastamiento o heridas con pérdidas masivas de sangre que no podamos parar con presión directa haremos un torniquete y apuntaremos la hora exacta en la cual lo hicimos. Si se produce en una extremidad esta deberá inmovilizarse. Ante todas las heridas de gravedad se trasladará al afectado al centro sanitario más próximo.
Temperatura: Las altas o bajas temperaturas pueden causar trastornos corporales por lo general leves, pero que en algunos casos pueden revestir cierta gravedad.
Cuando una persona está sometida a una elevada temperatura durante un periodo de tiempo prolongado, puede sufrir calambres, pulso débil y acelerado, piel pálida, etc. En estos casos, se deberá tender al afectado en un lugar fresco y se le retirará la ropa para poder humedecer el cuerpo con ayuda de una esponja. Se le dará a beber una gran cantidad de agua, si es posible, ligeramente salada. Si los síntomas persisten, debemos trasladar a la persona a un centro especializado.
Dislocaciones: Cuando se sufre la dislocación de alguna articulación debemos intentar no mover la zona afectada y colocarla de manera que moleste lo menos posible. Si no hay más heridas que ésta, la extremidad afectada se sostendrá mientras trasladamos al herido a un centro médico.
Esguinces: Un esguince es una lesión muy dolorosa que a veces se puede confundir con una fractura. En cualquier caso, el accidentado debe poner en alto la parte dañada, y se debe cubrir la zona con una venda, a ser posible, de las especiales para este tipo de heridas. En caso de que la lesión se produzca en un brazo, se sostendrá la extremidad con un cabestrillo.
Caídas graves: Si una persona, ha sufrido una caída que consideramos grave, la primera regla es no moverla a no ser que sea de absoluta necesidad para evitar un peligro posterior. Nunca debemos levantarla ni tirar de ella, ni sugerir que se siente. Si es posible, que sea otra persona la que llame al médico, mientras se practican los primeros auxilios.
Debemos permanecer serenos, tranquilizar al herido, examinándolo con cuidado. Si es necesario, podemos cortar la ropa, para evitar todo movimiento superfluo. No debemos obligar a beber en estado de inconsciencia o semiinconsciencia, pues el liquido podría penetrar en la tráquea produciendo la asfixia. Nunca debemos tratar de reanimar a una persona inconsciente a golpes, sacudidas o gritos.
Asfixia: Se debe observar el pecho del accidentado. Si no respira (ya sea por inmersión, descarga eléctrica o por cualquier otra causa), debemos practicar cuanto antes la reanimación cardiopulmonar (RCP). La decisión hemos de tomarla con rapidez ya que una persona puede morir tras pocos minutos después de haber dejado de respirar.
Por último recordar que como en tantas otras cosas de la vida, la seguridad en el río depende de la propia conciencia y del sentido común de cada pescador. Arriesgar más de lo necesario o saltarse determinadas precauciones básicas dependerá siempre de cada uno de nosotros.
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