Suso Míguez, ayer, en la clase en la isla de San Simón
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Tras más de sesenta años de trabajo en la pesca de bajura, el marinero en activo más veterano de Galicia tiene que realizar un curso de formación básica para poder seguir faenando. A sus 77 años, el redondelano Jesús Míguez Rivas -Suso, como le conocen sus amigos y compañeros de profesión- se ve obligado a obtener esta titulación para tramitar el "despacho" -permiso de navegación- ante Capitanía Marítima, que le caducó el pasado mes.
"La experiencia de años de trabajo no cuenta para nada, lo que valen son los papeles, así que si me exigen este documento tengo que fastidiarme y pasar el curso como todos", admite con resignación.
A sus años, admite que volver a las aulas se hace difícil. "Fui al colegio hasta los 9 años y la última vez que pisé un aula fue durante el servicio militar en unos cursillos que nos dieron, por eso me siento raro aquí", comenta durante un descanso de quince minutos en las clases. "El saber no ocupa lugar y cuanta más formación se tenga mejor, pero a mi edad, con toda la vida trabajando en el mar se podía hacer una excepción", lamenta.
Precisamente su amor por la profesión es lo que le anima a seguir en activo. "No me veo parado en casa, el mar es mi vida y mientras tenga fuerzas y la salud me lo permita seguiré trabajando", afirma.
El curso obliga a Suso a acudir durante nueve días a San Simón donde el capitán de marina mercante Jesús Sánchez, imparte las clases a seis alumnos. A las nueve de la mañana embarca en el puerto de Cesantes para trasladarse a la isla y no regresan hasta las siete de la tarde, con un descanso de dos horas al mediodía para comer. "Para mí supone un gran esfuerzo y también me afecta económicamente, puesto que soy marinero en activo y si no trabajo no cobro", apunta.
Su profesor destaca la voluntad y el sacrificio de su veterano alumno. "No es normal que a su edad siga trabajando en una profesión tan dura, pasando frío en invierno, es el primer caso que conozco y es digno de admiración", admite Jesús Sánchez. Y aunque la experiencia es un grado, en este caso no es suficiente para seguir con el trabajo que siempre hizo Suso: salir a faenar en su planeadora.
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