La humilde sardina, que se vendió a siete euros el kilo ayer en el mercado de Pontevedra, ha empezado ya su escalada ante la cercanía de las fiestas más tradicionales de julio en la costa gallega. Estamos a una semana de san Juan, el domingo 23, y de san Pedro, sábado 29, otra fecha de importancia en algunas villas de la ría como Bueu. Este pescado es la estrella gastronómica de los festejos y sin embargo su escasez -una de las razones de su alto precio- puede motivar su ausencia de los platos de los comensales que se calienten en más de una hoguera en la comarca en los próximos días.
Quién lo diría, pero si el año pasado el berberecho logró batir en agosto el valor de la almeja fina en Campelo, este año la sardina va camino de, proporcionalmente, encumbrarse en lo más alto de la tabla de los pescados. «La sardina es un artículo de lujo», señala una ama de casa de Marín, que lleva toda la vida comprando pescado en la plaza y que no entiende la causa de la escasez. «Antes no había vedas y los barcos pescaban sardinas, ahora hay vedas y la sardina no aparece. Y hacen lo mismo con el xurelo y con otros pescados», concluye.
La percepción de esta ama de casa también encuentra su eco en las plazas. Rocío Domínguez, de Pescados Bea, regenta el único puesto que ayer ofrecía sardinas en Pontevedra a la una de la tarde. «De momento la venta es muy pobre», sostenía. Esta pescantina adquiere su producto en las lonjas de la ría de Vigo. Allí compró la sardina del cerco a 5,50 euros el kilo y la del xeito a cuatro. La oferta en el mercado es a siete euros, pero las amas de casa no la reclaman.
Rocío Domínguez cree que la razón de la falta de sardina en la ría se debe al carácter migratorio de esa especie. Y claro está a menos capturas más precio, lo que en tiempos de crisis hace que este pescado no figure con la prominencia habitual en los carros de la compra.
Como contraste, el jurel se vendió ayer a cuatro euros el kilo en Pontevedra y por el mismo precio de un kilo de sardinas un comprador podía llevarse para casa el doble de bacaladilla.
En la ría de Pontevedra, Portonovo es la principal base de referencia de este producto. En su cofradía hay ocho barcos del cerco y otros doce o catorce se ocupan de esta pesquería con arte del xeito. El patrón mayor, José Antonio Gómez Castro, no dudó en calificar la campaña de este año como «mala» porque «hai moita escasez». Este marino atribuye esta situación a la suma de varios factores. «Da experiencia podo dicir que a sardiña vai en ciclos e este ano é malo. Ao longo deste ano a sardiña é pequena e incluso máis pequena do normal», resaltó.
Junto a las razones del ciclo biológico de esta especie, Gómez Castro cree que hay otro factor relevante a tener en cuenta y que obedece a las polémicas en torno a las cuotas de la xarda. «Levamos catro anos sen pescar a xarda de maneira normal e esta é unha especie depredadora dos alevíns de sardiña, co que a súa abundancia inflúe no recurso moi negativamente». Las cofradías están cansadas de exponer esta queja a la Consellería do Mar y a la Secretaría General de Pesca, pero en vano.
Para el patrón mayor de Portonovo, la consecuencia de estos factores explica la rareza de la sardina en las Rías Baixas. «A pouca que está habendo é do xeito e no cerco non collen nada. Hai moi poucas cantidades á venda nas lonxas e se a pesquería non varía para a semana os prezos vanse disparar máis».
En principio, un tirón hacia arriba en los precios suele ser bien saludado por el sector, pero Gómez Castro afirma que en este caso concreto es todo lo contrario. Lo que se pesca es tan poco que su creciente valor no compensa. «Oxalá non se disparen o prezos porque significaría que apareceu máis, pero son bastante pesimista», concluye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario