El plan de Augas de Galicia para instalar siete minidepuradoras a lo largo del cauce del río Gafos como alternativa al deteriorado colector de saneamiento no gusta ni al Concello de Pontevedra ni a la asociación Vaipolorío. El alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), recibió ayer a una representación del colectivo ecologista encabezada por su presidente, Gonzalo Sancho. Ambos concluyeron posicionándose claramente en contra de la propuesta que Augas de Galicia trasladó al Concello a mediados de diciembre y que luego, a principios de este mismo mes, matizó en una reunión con Vaipolorío.
Dicha propuesta pasaba por construir siete minidepuradoras ecológicas, que funcionan albergando las aguas residuales en una especie de piscinas que son cubiertas por plantas macrofitas. Estas hacen una labor natural de depuración, y el agua, ya limpia, acaba vertiéndose al río. Los lodos se van acumulando en las pozas, que tienen que ser limpiadas con cierta regularidad.
En plan, a juicio tanto del Concello como de Vaipolorío, tiene dos obstáculos. El primero, que no sirve para atender el volumen de población de la zona, ya que el colector actual del Gafos recibe aguas residuales de Tomeza, parte de Salcedo, Figueirido (incluyendo la base de la Brilat) y Bértola.
El segundo gran problema de estas minidepuradoras -o «charcas», según la denominación que empleó ayer Fernández Lores- es que Augas de Galicia pretende ubicarlas en zonas que se inundan con cierta regularidad, con lo que las aguas residuales acabarían directamente en el río.
Precisamente, este último fue el argumento que utilizó Vaipolorío en su reunión con el presidente de Augas de Galicia el pasado día 10, a la que llevaron imágenes de las zonas inundadas apenas unos días antes. Entonces, el titular del ente autonómico habría matizado, según Sancho, su propuesta diciendo que era «un tanteo». Sin embargo, un comunicado de Augas de Galicia dando cuenta de aquella reunión se reafirmaba en las minidepuradoras como «a solución idónea» para el Gafos y simplemente se aceptaba que, a la vista de las inundaciones, podría reconsiderarse su ubicación. «Configuraríanse de modo que se evitaran asolagamentos en época de chuvias», decía.
Fuente: La Voz de Galicia
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