La Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta acaba de autorizar, al menos por segunda vez en los últimos cuatro años, una prospección arqueológica subacuática en el fondo de la ría de Pontevedra, como trámite previo al posible dragado del canal de navegación del río Lérez, una actuación que demandan desde hace años, sin éxito, los mariscadores, los usuarios del club náutico de la ciudad y el Concello. La autorización a Portos de Galicia conocida ayer es similar a la que el propio organismo anunció en 2010. De hecho, son ya más de cuatro los años en los que este proyecto apenas avanza en su tramitación, hasta el punto de que fuentes oficiales de Portos admitieron ayer que el permiso de Patrimonio "es un paso más en el estudio de evaluación ambiental" que se elabora al menos desde 2011. El organismo no detalla cuando se llevarán a cabo esos trabajos arqueológicos bajo el agua ni el lugar en el que se ejecutarán, aunque se estima que podrían ser cerca de Estribela.
En todo caso, el dragado, en el caso de que alguna vez llegue a realizarse, está previsto a lo largo de una franja de unos 3.200 metros de longitud "entre la bocana de los diques de conducción del canal de acceso (cerca de la isla de Tambo) y el puente sobre la AP-9, en el interior de la ría". El elevado presupuesto de este dragado, por encima del millón de euros, así como los posibles efectos contaminantes que supone remover el fondo de la ría son las dos razones que explican la larga demora de esta obra.
La acumulación de arena, lodos y demás restos en el fondo de la ría y en el propio Lérez se produce desde hace tiempo y en momentos de marea muy baja muchas de las embarcaciones amarradas en los pantalanes de la avenida de Uruguay quedan "en seco". Esta situación se ha agravado con los temporales de los últimos meses, que han arrastrado nuevos residuos aguas abajo del río, que han vuelto a acumularse en los lugares ya habituales. Pero no son los usuarios de este puerto deportivo los únicos perjudicados por estas acumulaciones de sedimentos. Los mariscadores del fondo de la ría también sufren este problema, ya que afecta a sus bancos. El material que se extraiga con el dragado serviría para "regenerar las áreas de Campelo y Tambo, vertiendo la fracción más arenosa en los bancos marisqueros más próximos al puerto de Campelo, siguiendo las indicaciones de la cofradía de ese puerto, y la fracción más fina, al sur de la isla de Tambo".
Pese a que algunas teorías apuntan como hipótesis histórica que el origen de Pontevedra podría situarse en Estribela (en Placeres hay constancia de la existencia de restos romanos) y esa podría ser una de las vías de la prospección subacuática ahora autorizada, todos los materiales arqueológicos, posibles hallazgos "y demás documentación complementaria" de estos trabajos no se entregarán al Museo de Pontevedra, sino que se "depositarán provisionalmente en el Museo do Mar de Vigo", según establece la Consellería de Cultura en su resolución. También deberá entregarse un informe y una memoria técnica.
El permiso se otorga a un arqueólogo que suele trabajar para Portos de Galicia y estos trabajos "preventivos" tendrán un plazo de duración de cinco días, si bien la Xunta no aclara cuando podrían comenzar. De hecho, no se descarta que el asunto vaya para largo, como ya ocurrió en 2010, cuando un permiso similar quedó finalmente en nada.
Las previsiones que realizó en su día Portos de Galicia apuntan a que el posible dragado, si se llega a realizar, se efectuaría entre la isla de Tambo y en puente de la AP-9. Aunque en su día se habló de extenderla hasta el puerto deportivo, esa previsión no figura en la documentación oficial, algo antigua ya. En todo caso, se calcula que se actuaría en varias áreas con el fin de mejorar el calado del canal de navegación y para lograr la profundidad necesaria habría que extraer "un volumen aproximado de 200.000 metros cúbicos de material, de los que un 18% son limos o arenas muy finas, un 24% son arenas finas, otro 13% está formado por arenas medias y el 45% restante son arenas gruesas, muy gruesas, cantos y gravas".
En el verano de 2011 Portos de Galicia aseguraba que "el proyecto está terminado", si bien podría ser modificado para su ampliación y "abarcar el canal de llegada hasta las instalaciones náutico-deportivas", algo que no se confirmó hasta ahora pese a las demandas de los usuarios del Club Naval de Pontevedra. Desde entonces se trabaja en el trámite medioambiental, un proceso que acumula más de dos años abierto y sin visos de que se vaya a cerrar a corto plazo.
Fuente: Faro de Vigo
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