Estamos a punto de empezar una nueva temporada de pesca y tras unos meses de tregua volveremos a tentar a la reina de nuestros ríos, que no es otra que la trucha.
La trucha es sin duda la especie más deseada por el pescador de río. Sea cual sea la modalidad practicada, su pesca se convierte en un bello tira y afloja entre el pescador y el pez, del que resultará vencedor el que más inteligencia demuestre.
Para ayudarle en esta tarea, haremos a continuación un pequeño resumen de los puntos más importantes que merecen ser revisados para comprobar que nuestro equipo va a estar a la altura de nuestras expectativas y haremos un repaso de las principales técnicas de pesca adecuadas para el inicio de temporada.
Los días previos al inicio de una nueva temporada son siempre jornadas llenas de ilusiones y nerviosismo en las que a veces prestamos más atención a la preparación de los señuelos o de la caña, que a los pequeños detalles o al planteamiento de cómo afrontar ese día esperado. Saber que el estado de algunas prendas clave como el chubasquero o el vadeador es el adecuado, o qué moscas usar con las truchas que están aún perezosas, son cuestiones que no debemos olvidar.
Sin duda, la apertura tiene algo de mágico y especial. Es el día en que por fin podemos ir de nuevo a ese coto que tanto nos gusta e intentar engañar un año más a aquellas truchas que el año pasado dejamos por allí, o sorprendernos con ese ejemplar que ni siquiera habíamos visto antes. Empezar a ver cómo cada día se hace más largo que el anterior, cómo las truchas cada día que pasa se vuelven más recelosas obligándonos a depurar cada vez más nuestra técnica. En fin, volver a lo que durante cinco meses tanto hemos añorado.
La APERTURA (el día de pesca, con mayúsculas) siempre será el día en que los ríos salmoneros del norte se llenen de pescadores desde la noche para intentar capturar ese codiciado salmón o, en el caso de los cotos tradicionales de truchas, verán llegar uno tras otro los coches a sus orillas y choperas para ir ocupando las mejores zonas para comenzar la jornada. Por ello no podremos dejar para última hora todas aquellas cosas que, por una parte, nos harán el día de pesca mucho más agradable y, por otra, nos ayudarán a conseguir un mayor número de capturas. No profundizaremos aquí en todo aquello que debemos tener en cuenta para este primer día, pero sí en algunas cosas que, si hace meses que no pescamos, será mejor revisar antes de echarnos al río.
En primer lugar revisaremos el estado de nuestro vadeador. ¡Menuda gracia llegar al río y comprobar la temperatura del agua dentro de nuestro vadeador!.... debemos, por tanto, comprobar que no filtre agua. Si localizamos cualquier posible fuga, tendremos que proceder a parchearlo debidamente (existen kits especiales de reparación que nos permiten hacer este tipo de arreglos sin necesidad de ser grandes “manitas”).
Igual de importante será comprobar que nuestro chubasquero no tiene ningún desgarro o rotura de la temporada anterior. Por supuesto, éste será un buen momento para hacernos con uno, en caso de que el nuestro esté estropeado (o si no tenemos ninguno).
Para una correcta elección del chubasquero, resulta importante recordar que de nada nos sirve una prenda que nos proteja de la lluvia pero nos empape por dentro de sudor, ya que pescando uno se mueve (y dependiendo de la modalidad puede llegar a moverse mucho) y esto, unido a la gran humedad que nos rodea siempre, hará que un chubasquero que no transpire se vuelva en nuestra contra con el transcurso de la jornada de pesca.
Exija por tanto que su chubasquero sea transpirable.
Una buena equipación de pesca, en lo que a ropa se refiere, no llegará al coste de una caña de gama alta y, sin duda, nos dará tantos buenos ratos como la misma. En lo que a ropa técnica se refiere, nos basta con un pantalón térmico y forro polar. Son muchas las horas que pasamos en el río al año y cuanto mejor nos equipemos más disfrutaremos de las mismas.
En cuanto al equipo, tanto la caña como el carrete tienen poco de preparación para afrontar esa primera jornada. Si acaso, el carrete, pero si todo lo hicimos correctamente estará engrasado desde el último día de la temporada pasada, pues siempre es mejor guardarlo engrasado cuando vaya a estar un tiempo en casa inactivo.
En cuestión de accesorios, no olvidaremos en casa el desanzuelador, el cortahilos y el secamoscas si utilizamos plumas de pato. Tampoco deben faltar nuestras gafas polarizadas, y toda nuestra documentación en vigor y original, no fotocopiada.
Sobre los hilos, es importante recordar que tienen caducidad y puede ser éste el motivo por el cual una bobina en concreto se rompa con una facilidad asombrosa con relación a su resistencia habitual. Por ello, cada vez más las líneas traen marcada la fecha de bobinado y hasta cuándo la casa se compromete a ofrecer la resistencia máxima del terminal, por lo que será más fácil saber si el hilo está en plenas condiciones o no.
Otro elemento del equipo a cuidar son las cajas de moscas, seguramente en este inicio de temporada pesarán más que en ningún otro momento. Será ahora la mejor ocasión para llevarnos con nosotros las cajas con las artificiales más pesadas que tengamos, ya que el principio de temporada suele ir acompañado siempre de bastante caudal en los ríos, escasa actividad en superficie de las truchas y temperaturas bastante frías en el río.
Así, sumando todos estos factores, llegaremos a la conclusión de que los señuelos ganadores de estos primeros lances de la temporada serán las ninfas y larvas artificiales que, con mayor o menor peso, nos permitirán aproximar el engaño lo máximo posible al radio de caza de las truchas.
No vamos a hacer aquí una selección de moscas y montajes para un comienzo ideal de la temporada, pero baste decir que cualquier artificial con un montaje aceptable y presentada correctamente será tomada sin mucho reparo.
No cabe duda de que el estado en el que se encuentran los ríos varía enormemente a lo largo del año y, durante estos primeros días de la temporada las condiciones de las aguas son muy diferentes a las que encontraremos durante el verano.
Esto es algo a tener muy en cuenta a la hora de planear nuestra jornada de pesca. En este sentido conviene tener en cuenta que los cauces que están regulados suelen ofrecernos unas mejores perspectivas que los ríos naturales, que se encuentran a merced de la climatología y en los que nunca podemos saber qué vamos a encontrarnos.
A pesar de lo que muchos opinan, lo cierto es que la trucha ha mostrado contar con un movimiento estacional bastante acusado.
Tanto es así que podíamos señalar como punto álgido de su actividad la primavera y principalmente los momentos próximos a la puesta y la salida del sol, de manera intermitente a lo largo de toda la noche, y a veces, también durante el día.
En la primavera, la trucha puede permanecer inmóvil en las pozas durante las horas de luz, para luego moverse río arriba hasta los rápidos o tablas, justo después de anochecer.
Durante el otoño y el invierno, la mayor actividad tiene lugar en los momentos en que el sol ya no calienta, aunque en estos meses también hay que destacar la actividad que se desarrolla durante toda la mañana.
Como suele decirse, existen tantos tipos de pesca como pescadores. Por ello y teniendo en cuenta el momento en el que nos encontramos, hemos querido hacer un breve resumen de las modalidades más practicadas y, quizás, con las que mejores resultados podemos conseguir al inicio de la temporada.
Nombraremos cada una de ellas, indicando las características básicas del equipo más adecuado para su práctica.
Resulta obvio recordar que cada uno de nosotros tiene la obligación de consultar la legislación vigente en la zona donde vaya a pescar así como comprobar los mejores lugares y condiciones para la práctica de una u otra técnica.
PESCA AL LANZADO.-
Se trata de una técnica que pone a prueba la destreza del pescador así como su conocimiento de la especie.
Caña: de medida no superior al metro y veinte centímetros.
Carrete: tipo micro.
Cebo: lombrices, cucharillas de pequeño tamaño, grillos...
Anzuelo: en función del cebo que se utilice.
Lugares más adecuados para la práctica de este tipo de pesca: son preferibles las zonas del río que tengan piedras y donde la corriente sea intensa o bien existan cambios de dirección de las aguas.
Época: desde marzo hasta septiembre.
Para desarrollar correctamente este tipo de pesca es imprescindible ser un gran lanzador, ya que de la capacidad del pescador para colocar el cebo en el lugar del río más adecuado dependerán en gran manera los resultados obtenidos.
PESCA CON CUCHARILLA.-
Caña: utilizaremos una caña de lance ligera de una medida entre 1,5 y 2 metros de longitud (fabricada en carbono 90% o en kevlar).
Carrete: conviene utilizar un carrete de tambor fijo, más bien pequeño. En este tipo de pesca cobra una vital importancia el freno; que deberá ser enormemente sensible. También es recomendable que tenga una rápida recuperación.
Cebo: cucharilla giratoria.
Anzuelo: el de la cucharilla (conviene vigilarlos con periodicidad).
Lugares más adecuados para la práctica de esta modalidad de pesca: en aquellos espacios que puedan servir de refugio para las truchas; grandes piedras, árboles dentro del agua, zonas cubiertas de vegetación...
Época: la pesca con cucharilla se practica a lo largo de toda la temporada hábil.
Consejos para elegir cucharilla:
– Aguas turbias: cucharillas cromadas, plateadas y brillantes.
– Aguas claras o días muy soleados: cucharillas doradas.
– Fondos pedregosos o arenosos: cucharillas doradas.
– Aguas muy claras: cucharillas oscuras; es decir, rojizas (cobre) o negras.
– Río caudaloso: cucharilla de mayor tamaño.
PESCA CON LOMBRIZ.-
Caña: debe ser bastante larga (por encima de los 4 metros) pero también ligera. Son recomendables las telescópicas.
Carrete: de tambor fijo o giratorio y pequeño.
Cebo: lombriz de tierra.
Anzuelo: debe ser fino, de los números 6 ó 7.
Lugares más adecuados para la práctica de esta modalidad de pesca: deberemos buscar aquellos lugares dentro del río que puedan convertirse en obstáculos contra la corriente, en los que la trucha se encontrará resguardada. También son buenas zonas las caídas de las cascadas.
Época: meses de marzo, abril y mayo.
Un requerimiento básico para la práctica de la pesca con lombriz es el de poseer una extrema sensibilidad en la mano, de tal forma que seamos capaces de percibir el momento en el que la trucha muerde el anzuelo, lo cual hará de una forma prácticamente imperceptible.
PESCA CON PEZ ARTIFICIAL.-
Caña: De grafito o de carbono, con acción que permita lanzar correctamente señuelos de entre 8 y 25 g. El tamaño puede oscilar entre los 1,80 y los 2,40 m
Carrete: Es importante que sea rápido, con un ratio de, por lo menos, 5 a 1. Tendrá además la mayor cantidad posible de rodamientos a bolas (ya que suavizan de manera notable la recogida).
Cebo: El color de nuestro artificial debe ser lo más parecido posible al que exista en la zona, para que no llame la atención más de lo necesario. Por lo general, los que mejor resultado dan son las imitaciones de trucha alevín, boga, piscardo, cacho o bermejuela.
Época: periodo hábil por completo.
Fuente: A-alvarez
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