Los ríos bajan llenos de agua después de tres meses de lluvias casi continuas y, pese a la escasez endémica de ejemplares, la presencia de truchas, aunque no se puede comparar con décadas anteriores, resulta aceptable. Sin embargo, las heladas durante la noche y la niebla matutina que no acabó de despejar en algunas zonas hasta cerca del mediodía, hicieron que la primera jornada de la temporada de pesca fuese decepcionante para los aficionados.
Además, la afluencia de pescadores, que se podía comprobar después de recorrer distintos cauces en las comarcas de Bergantiños y Soneira, así como en la cuenca del Xallas, o en la zona de Fisterra, tampoco fue la de otros años. Según explicó el presidente de la Venatoria de Bergantiños, Lito Vázquez, «moitos nin se enteraron de que empezaba o día 16», pero entre los compañeros que sí sacaron la caña la sensación resultó desalentadora.
Uno de ellos fue el vicepresidente de la entidad, Servando Varela, todo un veterano especialista, a quien le sorprende que apenas haya niños en los ríos, lo que indica que la afición está en horas bajas. «A xente saca moitas licenzas de mar, pero para o río nada. Nós aínda temos moitos recibos pendentes de cobro, o que significa que a xente déixao. Moito é porque se non colles nada, de seguido te aburres e os tempos de 50, 60 ou 70 troitas pasaron e nunca máis van volver».
Él ayer estuvo dos horas en el coto y capturó cuatro antes de irse porque las condiciones no se prestaban. Además del frío y la niebla cita otra circunstancia: «De momento as troitas están cebadas, porque foron tres meses de choiva e teñen comida máis que suficiente. Ademais, isto vai como as galiñas. Se hai moitas peléxanse por comer, se hai unha soa vén con toda a paciencia do mundo». De ahí que él abogue de manera radical por la «pesca sen morte como fan en Alemaña». Considera que es la única opción de futuro.
Manuel Busto tiene 47 años y lleva desde niño pescando en el Anllóns. Ayer capturó seis ejemplares por la mañana y a media tarde llevaba otro más, aunque ninguno era para tirar cohetes. «Da medida, que son 17 centímetros para os ríos pequenos e 21 para os grandes, e pouco máis», aseguró el carballés, que tampoco se encontró a muchos compañeros en el cauce y los que vio cree que equivocaron el arte porque no era día ni lugar para la cucharilla. «Iso está ben para os ríos pequenos con moitas correntes, pero aquí o único que vale é a miñoca de toda a vida, aínda que houbo lúa chea o coa xeada de pola mañá case non era eramos capaces de mover os dedos», concluyó el pescador. Él, como el resto, espera que la situación mejore de cara a las próximas semanas.
Fuente: La Voz de Galicia
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