domingo, 18 de mayo de 2014

¿Cómo consiguen los pulpos no enredarse con sus tentáculos?







Los brazos del pulpo están cubiertos por cientos de ventosas que se pegan a casi cualquier cosa, con una excepción importante. Generalmente no se agarran al propio animal; de lo contrario, estos animales impresionantemente flexibles se enredarían continuamente en sus propios tentáculos.

Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén en el Cell Press describen en Current Biology cómo los pulpos logran esta hazaña incluso aunque sus cerebros no son conscientes de lo que sus brazos están haciendo. Una sustancia química producida por la piel del pulpo impide temporalmente a sus ventosas succionar.

«Nos sorprendió que nadie antes que nosotros hubiera advertido este fenómeno tan sencillo de detectar», aseguró Guy Levy, quien llevó a cabo la investigación con Nir Nesher. «Nos ha sorprendido totalmente la solución brillante y simple del pulpo a este problema potencialmente muy complicado».
Binyamin Hochner y sus colegas habían estado trabajando con los pulpos durante muchos años, centrándose especialmente en sus brazos flexibles y el control motor del cuerpo. Hay una muy buena razón por la que los pulpos no saben dónde están sus brazos exactamente de la misma manera que las personas u otros animales sí lo saben.

«Nuestro sistema de control del movimiento se basa en una representación en lugar fijo de los sistemas motores y sensoriales en el cerebro, en un configurador que tiene las coordenadas de las partes del cuerpo», admitió Hochner. Eso funciona para nosotros, porque nuestros esqueletos rígidos limitan el número de posibilidades. «Es difícil pensar en dispositivos similares que funcionen en el cerebro del pulpo , ya que sus largos y flexibles brazos tienen un número infinito de grados de libertad», prosigue Hochner.

«Por lo tanto, el uso de tales mapas hubiera sido tremendamente difícil para el pulpo, y tal vez incluso imposible». De hecho, los experimentos han apoyado la idea de que los pulpos carecen de conocimientos precisos sobre la posición de sus brazos.

¿Cómo evitan los pulpos atarse con nudos?

Y eso planteó una pregunta intrigante: ¿Cómo, entonces, evitan los pulpos atarse con nudos? Para responder a esta pregunta, los investigadores observaron el comportamiento de brazos amputados de pulpo que siguen siendo muy activos una hora después de la separación. Estas observaciones muestran que los brazos nunca agarraron la piel del pulpo, según pruebas hechas sobre placas o con extracto de piel de pulpo. «La drástica reducción en la respuesta al extracto crudo de la piel sugiere que una señal química específica en la piel media la inhibición de la ventosa a agarrar», aseguraron los investigadores.

En contraste con el comportamiento de los brazos amputados, los pulpos vivos pueden reemplazar ese mecanismo automático cuando es conveniente. Los pulpos vivos a veces agarran un brazo amputado, y parecen ser más propensos a hacerlo cuando ese brazo no era antes suyo.

Hochner y sus colegas aún no han identificado el agente activo en la conducta de autoevitación, pero dicen que aún es otra demostración de la inteligencia del pulpo. La estrategia de autoevitación podría incluso encontrar su camino en el diseño del robot bioinspirado.

«Los robots blandos tienen como ventaja que pueden reconfigurar su cuerpo», dice Nesher. «Esto es especialmente ventajoso en entornos no familiares con muchos obstáculos que pueden ser superados sólo por manipuladores flexibles, tales como el medio ambiente interno del cuerpo humano».





Fuente: La Voz de Galicia

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