Construido en la confluencia de los ríos Ulla y Vea, a la altura de Couso, el centro ictiogénico concebido inicialmente para la cría de salmón es en estos momentos pasto para las zarzas. La maleza avanza con fuerza por los tanques que debían estar llenos de alevines. Sin que nadie haya explicado por qué, estas instalaciones continúan sin estrenar después de casi una década terminadas. Fueron varios los cambios de uso que se le confirieron a lo largo de estos años pero con idéntico resultado. Mientras, todo lo que estaba listo para estrenarse, se deteriora y la inversión se pierde entre las hierbas.
En casi diez años, nadie ha querido ponerse en la foto. El centro ictiogénico construido en la confluencia de los ríos Ulla y Vea, a la altura de la parroquia estradense de Couso, no ha conseguido que alguien corte su cinta inaugural. Concebido originariamente para la cría de salmones, esta piscifactoría se dedica en la actualidad a criar malvas. La maleza devora estos días sus instalaciones. Avanza con la fuerza dada por las lluvias estivales sin que nadie le ponga freno; sin que alguien ponga por fin una fecha para estrenar estas instalaciones.
Es difícil obtener una respuesta cuando se pregunta qué sucede con este centro. Nadie parece saber nada al respecto. El silencio es la tónica dominante cuando se saca el tema y las hemerotecas no aclaran gran cosa, quedándose en reiterados anuncios de intenciones. Sin plazos ni explicaciones. Mientras, los 600.000 euros de inversión que todavía confiesa un deteriorado cartel de obra languidecen y se ocultan entre los hierbajos.
La imagen que ofrecen las instalaciones es de abandono total. Los tanques de alevinaje parecen haberse convertido en enormes maceteros para las zarzas y otras hierbas que se han propuesto conquistarlos. En general toda la construcción se encuentra asediada por la maleza pero su dotación ofrece, quizás, la peor imagen de los últimos años, pese a que ya en ocasiones anteriores diversas voces -entre ellas la del grupo municipal del BNG- se alzaron para condenar su situación.
La obra lleva años acabada. Tanto es así que ya casi cuesta recordar cuándo comenzó a fraguarse esta instalación, para muchos ya caída en el olvido aun cuando ni siquiera logró estrenarse. Se impulsó en el año 2005 y el propio cartel le concede un plazo de ejecución dentro dentro de ese mismo año. Fue promovido en el marco del Pacto Ambiental entre Unión Fenosa Generación y la administración gallega. La eléctrica se encargaría de la construcción de las instalaciones para su posterior cesión a la Xunta, a fin de que pasase a gestionarlas la Consellería de Medio Ambiente. A día de hoy, todavía no trascendió si la administración autonómica llegó a incorporar a su patrimonio esta piscifactoría, correspondiéndole al Consello da Xunta este trámite.
Al eternizado proceso de cesión de las instalaciones hay que sumar no pocos cambios en la finalidad conferida a este centro ictiogénico. En un primer momento se anunció como instalación para la cría de salmón, pensando en las repoblaciones del río Ulla, en cuyo curso A Estrada posee tres cotos salmoneros. Se llegó a decir que esta piscifactoría estaría capacitada para incubar un millón de huevos de salmón al año. Construida sobre una superficie de 7.600 metros cuadrados, las instalaciones cuentan -en base a la información facilitada en su momento- con laboratorio ictiogénico, tanques de alevinaje y de reproductores o una unidad de decantación y red de agua, entre otros elementos. Sin embargo, en estos años también se planteó la posibilidad de combinar la producción del salmónido con anguila o trucha. Después se volvió a apostar por el "rey del río" y las últimas informaciones apuntaron a que el centro produciría e investigaría con especies en peligro de extinción, aunque sin llegar a concretar cuáles. El resultado sigue siendo el mismo.
Fuente: Faro de Vigo
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