sábado, 27 de septiembre de 2014
Un pescador es alcanzado por un rayo que impactó en su caña
Ayer se cumplieron dos semanas y apenas tiene secuelas, pero el ceense Juan Francisco Caamaño Bermúdez aún le sigue dando vueltas al incidente que sufrió en el muelle de Brens, donde le alcanzó un rayo mientras pescaba.
«Realmente non me enterei de nada, só vin luciñas e a cana, que a tiña preparada para lanzar, apareceu no chan de lado meu. Non sei se a pousei eu ou se ma tirou co topetazo, porque realmente foi algo fóra de serie», explica Caamaño, que ni siquiera precisó asistencia médica y el único rastro que tiene del impacto es una quemadura circular, probablemente de la empuñadora de la caña, en su mano derecha.
Se siente afortunado porque sabe que «moi poucos que lle pasase algo así están aquí para contalo». Él tuvo mucha suerte e incluso se atreve a bromear con lo sucedido. «Agora ríome do que pasou, pero no momento non me fixo tanta gracia», apunta.
En el muelle, aquella noche, había «unhas 150 persoas», según calcula Juan Francisco. Dice que nadie se podía imaginar nada parecido. «É que a tormenta estaba moi, moi lonxe. Non sei como puido pasar porque cando se sinte cerca a ninguén se lle ocorre porse a pescar. Pero alí había moitísima xente. Eu estaba cun chaval e a el non lle tocou para nada. Iso si, en canto pasou isto, marchei eu e marchou todo o mundo. Non quedou unha alma», relata el afectado. Caamaño Bermúdez sabe bien lo que es trabajar rodeado de voltios, vatios y amperios porque se acaba de jubilar al cumplir los 65, pero trabajó prácticamente durante toda su vida en Ferroatlántica, la planta de elaboración de ferroaleaciones ubicada en Brens, justo al lado de su casa, en la que la electricidad es un componente fundamental en la producción. Sin embargo, afirma que nunca vio nada ni tan siquiera parecido e incluso se extraña, porque sabe que los rayos siempre entran y salen pero en el muelle no quedó marca alguna de la descarga.
El pescador, que ya ni se acuerda de los años que lleva capturando calamares en Brens, incluso antes de la reforma cuando «había que ir cedo para alí porque se non quedabas sen sitio», tiene una teoría de por qué el rayo lo eligió a él. «En penso que a propia cana, como ten a punteira de fibra de carbono, fixo de pararraios», expone Juan Francisco, quien sabe que se trata de un material con una alta conductividad térmica y también eléctrica y, además, comprobó que la citada puntera estaba caliente.
Sea como fuere, lo más importante para el afectado es que todo se quedó en una anécdota por la que ahora le pregunta familiares, amigos y todo el vecindario. No ignora la gravedad de lo sucedido, porque incluso hizo saltar el transformador del alumbrado del muelle y dejó sin luces al remolcador Don Inda, pero tampoco quiere darle más vueltas. Ni siquiera piensa que este desagradable incidente le vaya a disuadir de seguir practicando su actividad de ocio favorita, que es pescar calamares en el puerto.
Fuente: La Voz de Galicia
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