El Coto de La Volta, en el Eo, llevaba agua suficiente como para albergar algún salmón. El pescador de Pontedeume, Guillermo Maraño, comenzaba sus primeros lances al alba y notaba la primera picada.
Un salmón pequeño, que no daba la medida, y
tenía que ser devuelto al agua. Eran las 7.25 de la mañana. Un par de varadas
más, y el campanu asturiano, el primer plateado de la temporada en la vecina
comunidad, era capturado por un gallego.
“No peleó
mucho, era fresco, con pulgón, y se ve que había llegado a La Volta de un
tirón, porque a los cinco minutos estaba en la sacadera”, comenta este pescador
que puede poner una muesca en la caña y guardar para siempre la cucharilla con
la que puso en tierra al preciado pez.
“Había
bastante agua y creíamos que podría haber algún salmón. Fue debajo de la
pasarela, al décimo lance, ya sabes como es esto... La fortuna”, explica con
una gran dosis de modestia. Pero el caso es que el primer salmón del principado
tiene nombre gallego. Pesó 4,1 kilogramos y, rápidamente, se sabía que era el
campanu. “Me lo dijo Tomás, el guarda: ‘vámonos para Cornellana que es el
primero’ y así fue”, rememora Maraño en su gran día de pesca.
Hace años se
llegaron a pagar más de 10.000 euros por el primer salmón de Asturias, el único
que se puede vender (ahora hay dos campanus porque también se subasta el del
Sella). Este fueron ‘solo’ 3.700 euros, el más barato de la historia.
“Lo del
dinero sí, está bien, no lo vamos a negar. Pero la satisfacción no me la quita
nadie, ningún pescador, sea o no asturiano. Ya sé que la pesca del salmón es
una lotería y se juntan muchos factores, me tocó a mí y esa satisfacción me
acompañará toda la vida. Esto es lo más de lo más”, comentaba feliz este eumés
que, además, preside la sociedad de pescadores del Eume, un río que, hace
setenta años, era frecuentado por aficionados de toda España detrás de sus ya
extintos salmones a causa de la presa y la contaminación.
Fuente: El Ideal Gallego
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