Un mes ha transcurrido desde la apertura de la veda de la centolla, una decisión no exenta de polémica y con la que han discrepado abiertamente diversas cofradías de la comarca. La escalada de precios del crustáceo ha sido paulatina y comienza a intensificarse a medida que se aproximan las Navidades. La tendencia en Muros parece muy positiva ya que, desde el 1 de noviembre, la cotización media se ha incrementado un 40%, pasando de los 5,35 euros de las primeras jornadas a los 8,4 actuales.
También el precio máximo se ha duplicado, llegando a los 24 euros en algunas pujas, frente a los 9,50 que se registraron en el arranque de la campaña.
Menos acusado, al menos por el momento, es el incremento de precios en Ribeira, donde el valor medio prácticamente solo ha subido en 2 euros, de 6,96 a 8,92. En cuanto a las cotizaciones máximas, si en el inicio de la actividad el kilogramo de crustáceo se pagó a 17 euros, ahora se sitúa entre los 21 y los 23.
Uno de los profesionales ribeirenses que en este momento se dedica a la captura de centolla, Juan Pérez, reconoce que este no es el mejor año: «Subiu un pouco, pero non hai a mesma cantidade que outros anos».
Este marinero, al igual que otros, señala: «Antes quitábancha das mans, e por estas datas vendíase moito mellor». Otros profesionales, por su parte, aluden a la venta fuera de los cauces establecidos y precisan: «Iso deberíase controlar máis porque é un prexuízo para todos nós».
Algunas de las personas que continúan dedicándose a la centolla, pese a que los precios no responden a sus expectativas, precisan: «Non hai moito a onde ir». También manifiestan que, si se cogen cuarenta o cincuenta kilogramos, conjuntamente con algo de pescado variado, sí es posible compensar gastos y sacarse un jornal.
El crustáceo que se comercializa en la lonja de Ribeira va a parar a plazas de abastos, restaurantes y también a cetáreas de la zona.
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