Audun Rikardsen (adelante) con salmones etiquetados a punto de ser liberados |
Mediante rastreo satelital, un grupo de científicos logró saber a dónde se dirige el salmón del Atlántico adulto y qué condiciones ambientales experimenta allí.
Los peces habían sido liberados cerca de Nuuk, Groenlandia, después de que se les colocaron etiquetas electrónicas que registran información y la conservan durante meses. Pasado este tiempo, las etiquetas se retiran o se desprenden de los peces. Los dispositivos transmiten datos sobre la profundidad del agua, las temperaturas oceánicas y los niveles de luz solar que experimentan los peces.
Los investigadores utilizan esos datos para recrear las rutas migratorias del salmón y conocer las condiciones oceanográficas que viven los peces cuando viajan hacia sus ríos natales para reproducirse.
El proyecto de etiquetado satelital de Groenlandia está liderado por Tim Sheehan y Mark Renkawitz, del Laboratorio Woods Hole del Centro de Ciencia Ictícola del Noreste (NEFSC) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
El grupo etiquetó 17 salmones en las costas de Groenlandia en septiembre pasado. Diez etiquetas quedaron adheridas a los peces y están programadas para desprenderse el 1 de abril, dado que estos dispositivos dependen del agua salada para adherirse y hay muy pocas probabilidades de que los peces etiquetados hayan retornado a sus ríos de origen para esa fecha.
Los datos de una etiqueta colocada durante un proyecto piloto desarrollado en 2010-2011 brindaron un panorama de dónde viajó ese pez durante los casi ocho meses que permaneció en el mar. Al combinar esta información con los datos de temperatura y la profundidad del agua, los investigadores podrán etiquetar mejor los peces y refinar la cantidad de datos obtenidos.
Si bien el salmón del Atlántico solía encontrarse en todos los ríos de Nueva Inglaterra, Maine es el único estado de la región con poblaciones de salmón silvestre. A pesar de que cada vez ingresan más smolts en el océano a través del golfo de Maine, pocos retornan y los científicos quieren saber qué les sucede mientras están en el mar.
Un investigador inserta una etiqueta satelital en un salmón a través de un procedimiento quirúrgico que anestesia la zona |
“El salmón está muriendo cada vez más en el mar. Este proyecto nos permite estudiar la migración de estos adultos antes de la reproducción desde los lugares en donde se alimentan en las costas de Groenlandia hasta sus ríos de origen, en América del Norte y en Europa”, explica Renkawitz.
“Lo que aprendamos con este proyecto, sumado a lo de otros proyectos relacionados, nos brindará un panorama mucho mejor acerca de las condiciones oceanográficas que son importantes para la supervivencia del salmón y cómo influyen con el tiempo los grandes cambios en el ecosistema en las tendencias que vemos hoy”, agrega Renkawitz.
Los avances en el campo de la genética y de la tecnología de etiquetado mostrarán algún día de dónde provino un pescado, tal vez hasta su río específico de origen. La información genética se recolecta y se agrega a la base de datos cuando se etiqueta cada pez.
A medida que avanza la tecnología de etiquetado, las etiquetas son cada vez más pequeñas y el grupo del NEFSC espera etiquetar cada vez más salmones.
“Cada proyecto agrega otra pieza al rompecabezas -señala Sheehan-. Lo que aprendamos nos ayudará a comprender mejor el panorama global para el salmón y para otros recursos pesqueros.”
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