Todo, salvo los productos considerados de primera necesidad, será un 3 % más caro a partir de septiembre. Millones de familias tendrán que hacer juegos malabares con sus ingresos para afrontar la segunda subida del IVA en dos años, al pasar del 18 al 21 % el tipo general que grava la mayoría de los productos. El Gobierno equipara así fiscalmente a España con otros cuatro socios europeos, pero los ciudadanos de uno de ellos, de Bélgica, ingresan un sueldo mínimo mensual que duplica al de los españoles y en el que el porcentaje de paro es de los más bajos de la Unión (7,80 %). En este grupo de cuatro se encuentra Italia, que sostiene un desempleo del 10,10 % -más de la mitad que España-, y en el que no existe un salario mínimo fijado por el Gobierno.
Con un IVA más alto que el que aplicará España hay nueve Estados miembros. En este grupo se mezclan países nórdicos como Suecia y Dinamarca, tradicionalmente con impuestos más altos, pero con salarios y un nivel de vida también más importantes, con centroeuropeos que tratan de levantar cabeza tras la caída del muro de Berlín exprimiendo el bolsillo de sus ciudadanos, y con los dos países rescatados hasta el momento por la Unión Europea: Irlanda y Grecia. El primero es el ejemplo más llamativo, pues, aunque aplica dos puntos más de IVA que España, el salario mínimo es el doble que aquí, muy parecido al belga. Grecia, por su parte, también tiene un impuesto del 23 % y un sueldo mínimo mensual 129 euros más alto que el español. Pero esto dejará de ser así, pues la Unión Europea quiere que Grecia corrija a la baja el salario medio de sus ciudadanos hasta 588 euros para los trabajadores mayores de 25 años y a 510 para los más jóvenes.
El tercer grupo de países, aquellos con menor presión fiscal en relación al nuevo IVA español, está compuesto por doce Estados, entre los cuales se encuentran las primeras potencias económicas europeas, como Alemania -donde, como en Italia, no existe un salario mínimo general, sino que varía según las regiones- , el Reino Unido (con un sueldo de 1.202 euros), Francia (1.398 euros de salario mínimo) y Holanda (1.447 euros). Luxemburgo no se puede considerar una primera potencia económica, pero sí un paraíso de calidad de vida en el que se aplica el IVA más bajo de toda la Unión (15 %), con el salario mínimo también más elevado (1.800 euros) y con una tasa de paro del 5,40 % que ya quisiera para sí España.
Además de Alemania e Italia, otros países como Dinamarca y Finlandia no tienen legislación sobre salarios mínimos, que se fijan por acuerdos sectoriales o en cada empresa.
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