A Burela llega recién pescado y de Burela se va a los principales mercados de España. El puerto lucense es el reino del bonito del norte. Los pesqueros de todo el Cantábrico -tenían licencia medio millar de barcos de Galicia, Asturias y País Vasco- están en el ecuador de la costera, que arranca en junio y finaliza entre septiembre y octubre, y es tiempo de efectuar un primer balance. En plena crisis del sector, ¿cómo les irá a los boniteros? Grosso modo, bien. Y es que los datos facilitados por el presidente de la asociación de armadores de Burela, Miguel Neira, así lo dicen. De acuerdo con ese avance de capturas y facturación en lonja, la temporada de bonito va mejor que la del año pasado. Así, desde el inicio de la costera, a mediados de junio, y hasta el pasado viernes día 10, los pesqueros descargaron en Burela 829 toneladas, por las que se facturaron casi 3,8 millones de euros.
Supone «una mejora con respecto al 2011», confirma Neira. Exactamente, ese balance representa 326.000 euros y 141.000 kilos más que durante el mismo período del año pasado. El 2011 no fue bueno en capturas y facturación, pero «fue un año excelente» en el precio medio que alcanzó el bonito, más alto que en la actualidad. Ahora, el kilo va a una media de 4,57 euros, 47 céntimos menos que en el 2011. ¿A qué se deberá? Precisamente a que este año hay un 20 % más de bonito que el anterior y, por tanto, caen ligeramente los precios a los que se cotiza. Paradojas de la ley de la oferta y la demanda.
Aunque satisfecho, Miguel Neira se muestra cauteloso sobre cuál será el balance final de la costera hasta conocer los datos que arrojará la temporada en septiembre. En la lonja de Burela se comercializa el 70 % del bonito que se descarga en Galicia.
La Consellería do Mar mantiene este año su cooperación para diferenciar el bonito que se vende en las lonjas gallegas. Con el lema Faino bonito, Mar repite una campaña con la que pretende animar a consumir ese túnido fresco. Ha distribuido 63.000 carteles y folletos promocionales en los puntos donde se vende bonito, y financia las 380.000 etiquetas de color verde que permiten al consumidor saber que el pescado procede de lonjas gallegas y ha sido capturado siguiendo métodos artesanales y respetuosos con el medio ambiente.
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