La zona de Casal, en la ribera del río Valiñas, fue el lugar donde agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil sorprendieron el pasado fin de semana a un hombre sin licencia de pesca y que utilizaba "ganchos" tembién llamados sedales durmientes, un arte prohibida por la legislación autonómica y que permite capturar peces sin la intervención del pescador.
Los guardias observaron la presencia de cuatro sedales de este tipo en un tramo de 25 metros del río, fabricados con una rama de árbol a la que se ató un trozo de sedal con un anzuelo en su extremo en el que se había clavado una lombriz. En uno de los sedales fue hallada una trucha de 21 centímetros que se encontraba muerta, con un anzuelo en su boca similar a los que el hombre tenía en su poder, aunque negó ser el autor de la pesca del ejemplar.
Los agentes comunicaron los hechos a la Consellería de Medio Ambiente, que podría considerarlos como una infracción grave a la ley de pesca fluvial de Galicia, en la que se prevén multas de 3.000 a 30.000 euros.
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