La sustancia, aún por determinar, vertida en el río Pas el pasado fin de semana no sólo ha provocado la muerte de al menos 74 peces -33 salmones y 41 truchas- a la altura de Puente Viesgo, sino que ha puesto en riesgo el ciclo reproductivo del salmón en la zona, ya que la práctica totalidad de los ejemplares hallados sin vida eran de gran tamaño -el mayor, una hembra, medía 95 centímetros- y estaban en el río desde la primavera pasada. Conocido el balance de la «catástrofe» y una vez «descartada la muerte natural de los peces por falta de oxígeno», según los estudios preliminares realizados por el Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA), toca evaluar consecuencias futuras, a la espera de que se determine si el veneno fue arrojado de forma intencionada. Una hipótesis sobre la que los ribereños no albergan la más mínima duda, apuntando hacia pescadores furtivos con un objetivo claro: el «robo» de salmones para el consumo (los productos que los mata no dejan rastro en su organismo que impida comerlos).
La principal incertidumbre ahora es la reproducción del salmón en el Pas para la próxima temporada. El Gobierno subraya, en un comunicado, que dependerá de los ejemplares supervivientes en otras zonas de la cuenca y de la incorporación de nuevos peces este otoño.
En respuesta a las críticas y a la demanda de una mayor vigilancia de la Administración en los ríos una vez cerrada la temporada de pesca, el Ejecutivo cántabro defiende que «los tramos del Pas a la altura de Puente Viesgo han sido uno de los principales focos de atención de los técnicos auxiliares del Medio Ambiente durante todo el verano, debido a su especial vulnerabilidad». No obstante, reconoce «que no se puede asegurar la cobertura del 100% del territorio las 24 horas del día», puesto que estas tareas se compatibilizan con otras también de índole medioambiental como la lucha y prevención de incendios forestales.
Los peces muertos fueron recogidos por técnicos auxiliares del área de Medio Natural, dependiente de la Dirección General de Montes y Conservación de la Naturaleza. Junto a ellos, se desplazó una cuadrilla de prácticos forestales que, conjuntamente, procedió a la extracción de los salmones (11 machos, 14 hembras y 8 indeterminados), y la mayoría de las truchas. También intervinieron efectivos del Seprona, encargados de trasladar hasta el CIMA las muestras de agua que aún están siendo estudiadas.
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